miércoles, 18 de diciembre de 2013

Una nueva mirada sobre la navidad. Michel Odent.

Cuando asistí al curso Paramanadoula 2011 en Buenos Aires, quedé sorprendida con los simples, pero extraordinarios relatos de Michel Odent y Liliana Lammers, sobre los partos que habían asistido, acompañado, observado…o simplemente esperado. Estos dos seres humanos comprendieron a la perfección, la importancia de la intimidad en el parto, comprendiendo a éste como parte de la sexualidad de la pareja. Nos hablaron de la importancia de proteger a la mujer de cualquier estímulo externo que pueda perturbarla y entorpecer el trabajo de parto.

Es por esto que “Una nueva mirada sobre la Navidad” es un relato importante de revisar, especialmente en estas fechas, ya que el parto de María en un pesebre, tiene un simbolismo muy potente, sobre el cual deberíamos reflexionar. Michel Odent nos habla de María y su parto mamífero, instintivo, sencillo, pero lleno de amor y poder. Jesús, el maestro nació en un ambiente humilde, rodeado de animales y lleno de oxitocina, la hormona del amor.

“Una nueva mirada sobre la navidad”

Un recién nacido entre un asno y un buey: muchos comparten hoy esta imagen simplificada de la Navidad. Mi propia imagen de la Navidad está inspirada en lo que aprendí de las mujeres que traían a su bebé al mundo en la más completa intimidad, sin sentirse guiadas u observadas. Está también inspirada en el Evangilium Jacobi Minoris, es decir, el protoevangelio de Jacques le Mineur (1). Este evangelio fue salvado del olvido, a mediados del siglo XIX, por el místico austríaco Jacob Lorber, autor de La infancia de Jesús (2). Según estos textos, José partió a la búsqueda de una partera. Cuando regresó, Jesús ya había nacido. Cuando la deslumbrante luz se atenuó, la partera se encontró ante una escena increíble; ¡Jesús ya había encontrado el pecho de su madre! La comadrona exclamó entonces: “¿Quién ha visto jamás un niño que apenas nacido tome el pecho de su madre?” Es el signo evidente de que este niño, al convertirse en Hombre, un día juzgaría según el Amor y no según la Ley.

El día que Jesús estuvo listo para llegar al mundo, María recibió un mensaje -un mensaje de humildad. Se encontraba en un establo, entre otros mamíferos. Sin decir palabra alguna, sus compañeros la ayudaron a comprender que en esa circunstancia debería aceptar su condición de mamífero. Debería sobrellevar su handicap de ser humano y quitarse de encima la efervescencia de su intelecto. Debería segregar las mismas hormonas que los otros mamíferos cuando dan a luz a sus bebés, haciendo actuar la parte la parte primitiva del cerebro que todos tenemos en común. La situación era ideal para que María se sintiera segura. El “trabajo” pudo establecerse en las mejores condiciones posibles. Habiendo percibido el mensaje de humildad y aceptado su condición de mamífera, María se reencontró en cuatro patas. En tal postura, y en la oscuridad de la noche, se desconectó fácilmente del mundo.
 
Poco después de su nacimiento, Jesús se encontró en los brazos de una madre extática, tan instintiva como puede serlo una madre mamífera que viene de parir. En una atmósfera verdaderamente sagrada, Jesús fue recibido y pudo, fácil y progresivamente, eliminar las hormonas de estrés que necesitó segregar para nacer. El cuerpo de María estaba muy caliente. El establo mismo estaba cálido gracias a la presencia de los otros mamíferos. Instintivamente, María cubrió el cuerpo de su bebé con una ropa que tenía cerca de su mano. Estaba fascinada por los ojos de su bebé y nada hubiera podido distraerla del intenso intercambio de miradas que se establecía. Este intercambio de miradas le permitió alcanzar otro pico de oxitocina, lo cual provocó una nueva serie de contracciones uterinas que enviaron hacia el bebé un poco de la sangre preciosa acumulada en la placenta. Pronto, la placenta fue liberada. Madre e hijo se sentían seguros. Al principio María, guiada por la parte del cerebro que compartimos con todos los mamíferos, estaba de rodillas. Luego de la liberación de la placenta, se puso de costado, con el bebé cerca de su corazón. En seguida, Jesús comenzó a mover la cabeza, a veces hacia la derecha, otras a la izquierda y, finalmente, a abrir la boca en forma de O. Guiado por su sentido del olfato, se acercaba cada vez más al pezón. María, que aún se encontraba dentro de un equilibrio hormonal particular, y por ello muy instintiva, sabía perfectamente cómo sostener a su bebé e hizo los movimientos necesarios para ayudarlo a encontrar el pecho. Fue así como Jesús y María transgredieron las reglas establecidas por los neocórtex de la comunidad humana. Jesús –un rebelde pacífico desafiando toda convención- había sido iniciado por su madre. Jesús mamó vigorosamente durante un largo rato. Con el sostén de su madre, salió victorioso de uno de los episodios más críticos de su vida. En breves instantes se había adaptado a la atmósfera y había comenzado a utilizar sus pulmones, se adaptó a las fuerzas de la gravedad y a las diferencias de temperatura. ¡Jesús es un héroe!

No había reloj en el establo. María no necesitaba saber cuánto tiempo Jesús había tomado de su pecho antes de dormirse. La noche siguiente María durmió un sueño ligero. Estaba vigilante, protectora y preocupada de satisfacer las necesidades de la más preciosa de las criaturas terrestres. Los días siguientes, María aprendió a sentir cuándo su bebé tenía necesidad de ser mecido. Había tal acuerdo entre ellos, que ella sabía perfectamente adaptar el ritmo del balanceo a la demanda del bebé. Siempre meciéndolo, María se puso a canturrear unas melodías a las que agregó algunas palabras. Como millones de otras madres antes que ella, María descubrió así las canciones de cuna. Jesús comenzó a aprender lo que es el movimiento y el espacio. Aprendió también lo que es el ritmo y, entonces, comenzó a adquirir la noción de tiempo. Entró progresivamente en la realidad espacio-temporal. Luego María empezó introdujo cada vez más palabras al tararear sus canciones de cuna. Entonces Jesús Absorbió su lengua materna.

Referencias

(1) Proto-Evangile de Jacques 19.2 Citado en: JesúsJean Paul Roux. Fayard, París 1989, p100.

(2) Jacob Lorber. L´enfance de Jesús ou l´évangile de Jacques. Capítulo 16 Editions Helios, Ginebra 1983. Título original: Die Jugend Jesu, Stuggart 1852.


Michel Odent. 2005. La Cientificación del Amor. El Amor y la Ciencia.  Capítulo 19 páginas, 121-122. Editorial Creavida. Buenos Aires. 

Escrito por Carla Ramírez Reyes, egresada de Antropología Social, de la Universidad de Chile, terapeuta integral y creadora de "Junto A la Mujer".

domingo, 15 de diciembre de 2013

El difícil oficio de no hacer nada.


Cuando hace 4 años y medio decidí tener mi primer parto en casa y tuve la osadía de comentarlo sin tapujos ante mi familia y amigos, hube de soportar diversas miradas y comentarios. Es cierto que tenía la opción de no decir nada (conozco mucha gente que lo hace, demasiada presión pasamos muchas mujeres en nuestro embarazo como para encima ponernos esa presión “popular” encima), y yo lo entiendo, pero también es cierto que me gusta reivindicar y visibilizar mis actos “revolucionarios”, como ahora en mi maternidad (que ya verás tú, lo revolucionario que resulta ser parir y criar como se ha venido haciendo durante casi toda la vida). Pero bueno, una es así, aunque ha aprendido a elegir sus batallas, en estas ocasiones luzco mi bandera partoactivista o lactivista.
Muchas personas que me quieren “bienintencionadamente” me intentaban convencer para no parir mi primera hija en casa, para esperarme “aunque se al segundo parto, mujer, que tú no sabes lo que es eso”. Yo, que estaba plenamente convencida de mi elección y siempre tuve el apoyo de mi pareja agradecía el consejo y negaba con la cabeza mientras pensaba: “Sí, claro, lo mejor es tener un primer parto en el hospital para jugar a la lotería de la matrona buena o la matrona chunga y si te toca la chunga que te corten, te insulten, te vejen y luego buscar un segundo parto de redención en casa para sanar mi herida emocional y física”. Os lo digo así, sin tapujos, porque es lo que pensaba. Y siento si a alguien le molesta, estoy siendo sincera con mis sentimientos en aquel momento.
Tras el éxito del parto en casa de una primeriza (cosa que llamó mucha la atención), lo siguiente que me preguntaron fue que qué hicieron mis matronas en mi parto. “Nada”, dije. Allí  ya se armó la grande. El parto en casa en España no está cubierto por la seguridad social y muchas personas no podían creer que yo hubiera pagado a alguien para que no hiciera “Nada”.
Pero es que eso es exactamente lo que tenían que hacer.
La ciencia y la naturaleza nos muestran cada vez más claramente la evidencia de que el proceso fisiológico de parto evoluciona mejor cuanto menos es molestado.
Es más, se ha intervenido en el parto bajo la excusa de que era necesario, cuando resulta ser al revés. Es decir, no es que pasen cosas y por eso se interviene, es que pasan más cosas cuanto más se interviene. Cada vez que se cambia un límite protocolario (se bajan los niveles de bradicardia fetal, se aumenta el tiempo permitido para expulsivo…) o se adecúan actitudes (estar expectante con estreptococo desconocido, hacer piel con piel tras cesáreas…) me convenzo más de esta afirmación que escuché a una matrona muy experimentada y muy querida por mí.
Mucha gente me dice también que fui afortunada tuve en mi parto en casa, que  yo tuve la “suerte” de que todo saliera bien. Yo agradezco cada día al universo por mis dos magníficos partos y  mis dos sanísimas hijas, pero a la vez estoy segura de que esta “suerte” es en parte producto del trabajo personal que llevo realizando durante toda mi vida (y que aún continúa y continuará) y de que precisamente mi parto fuera en casa y se tomaran como “normales” cosas que en un hospital podrían no serlo.
Así que agradezco por enésima vez a mis matronas por poner en práctica el dífícil oficio de no hacer nada y escuchar mis tiempos y los de mis bebés como las grandes profesionales y personas que son. Les pagaría infinitas veces por ello.
Porque no hacer nada es confiar en la fuerza del maravilloso milagro de la vida.
No hacer nada es permitir que este milagro, por si mismo, suceda.
Ojalá los partos estén cada vez menos determinados por las gráficas de unos monitores y más por la fuerza de las mujeres.
Leído en facebook: Pariendo un mundo mejor.
Publicado en: Del útero a tus brazos. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Lactancia después de la cesárea. Olza y Lebrero.




A propósito de la visita de Ibone Olza al país, y del lanzamiento de la campaña INNEcesáreas por RELACAHUPAN Chile, quisiera dejarlos con un fragmento del libro ¿Nacer por cesárea? Cómo evitar  cesáreas innecesarias y vivir cesáreas respetuosas de Ibone Olza y Enrique Lebrero. 

También informar, que el año 2011 la tasa de cesárea del país fue de 48,1%: 38,1% en salud pública y 70,4% en salud privada (datos DEIS, MINSAL, 2012). Dentro de Chile, la tasa de cesárea ha ido en constante aumento: en el periodo 2000-2011 en el sector privado se pasó de una tasa de 60% a una de 70%, y en el sector público desde un 30,4% a un 38%. Ambas cifras son muy superiores a las recomendaciones que la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en el año 1985, de un máximo de 15% de cesáreas en cualquier país del mundo y del 20% que se sugiere actualmente en algunas publicaciones (Farías M., Oyarzún E., 2012). Estas cifras son alarmantes y reflejan el excesivo intervencionismo y medicalización del parto en nuestro país, es por esto relevante generar conciencia del impacto de una cesárea innecesárea, educar y compartir información respecto a la atención del parto y nacimiento en nuestro país. Debemos recordar que podemos vivir una cesárea respetuosa y humanizada, depende de nosotros exigirla, en el caso de ser necesaria.  


Lactancia después de la cesárea. 

Con la lactancia materna sucede algo similar a lo que acontece con el parto: a pesar de ser un maravilloso sistema para nutrir al bebé y ofrecer  numerosas ventajas para la salud de la madre y del niño, su inicio y mantenimiento se ven seriamente amenazados por numerosos protocolos obsoletos y por consejos de supuestos expertos en la materia que no se basan en la evidencia científica. Aunque la mayoría de las embarazadas expresan su deseo de amamantar al bebé, el porcentaje de mujeres que consigue mantener una lactancia exclusiva los seis primeros, o combinada hasta los dos años de edad, tal y como aconseja la Organización Mundial de la Salus es mínimo, casi anecdótico. Y como sucede en el parto, se suele negar reiteradamente que la lactancia es una experiencia íntima y muy sensual que se establece entre dos personas, madre e hijo, y en la que los profesionales no deberían inmiscuirse salvo para facilitarla con la máxima humildad y respeto. Si a esto añadimos la desmesurada presión de la industria láctea por conseguir que las madres den el biberón a sus hijos a través de métodos cuestionables, resulta fácil entender que sean muchísimas las mujeres que abandonan la lactancia en los primeros días o semanas después del nacimiento, convencidas de que no tienen suficiente leche o de que su leche es de mala calidad. Muchas de ellas desconocen que, en realidad, su leche es perfecta y que para aumentar la producción bastaba con que en el hospital las hubieran animado a amamantar al bebé cada vez que lloraba, olvidándose del reloj, chupetes y biberones de suero glucosado; hubiera sido suficiente con que la madre compartiera la cama con el bebé y con que algún profesional se hubiera cerciorado de que su postura en el pecho era la correcta. En vez de eso, numerosas rutinas hospitalarias (retraso en la primera mamada, llevarse a los bebés al nido, darles biberones o chupetes, etc.) entorpecen el inicio de la lactancia. Prueba de ello es que todavía sean una minoría (menos de un 10 por ciento) los centros españoles que han logrado la acreditación de <Hospitales Amigos de los Niños> que otorga UNICEF a los sanatorios donde se ayuda a las madres a iniciar la lactancia. En algunos países nórdicos, por el contrario, el cien por cien de los hospitales poseen dicha acreditación.

En este contexto, resulta fácil comprender que amamantar después de una cesárea sea como poco una ardua tarea, y en la mayoría de los casos una verdadera carrera de obstáculos con un final temprano y triste: una vez más, la madre siente que su cuerpo le ha fallado en algo para lo que en teoría estamos preparadas todas las mujeres. Así, a la experiencia del parto frustrado se añade la pena por no haber podido amamantar o aún peor, sentirse culpable por no haber ofrecido a nuestros hijos <lo mejor: la leche materna>. Como comentaba María, madre de gemelos nacidos por cesárea en la semana treinta y cuatro del embarazo.

"Lo peor, al menos para mí, es que tanto las enfermeras de planta como las de neonatología insistían en que tenía que dar leche. Y a mí no me subía. Ni siquiera me enseñaron a usar el sacaleches eléctrico. Y la pediatra, dale que dale con <es lo único que puedes hacer por tus hijos>. Leche. Ni una gota fui capaz de darles. Los vi a las veintisiete horas de haber nacido. los toqué por primera vez cuando ya tenían tres días. Les vi los ojos a la semana de vida y los tomé en brazos a los doce días. Lo que una madre hace en los primeros segundos de vida de su hijo, a mí me llevó doce días. Bueno, diecinueve si tenemos en cuenta que, hasta entonces, no pude darles el biberón. Ahora, me planteo hasta qué punto fue necesaria mi operación…Quiero parir, quiero dar el pecho".

Es prácticamente imposible sacar adelante una lactancia en semejantes circunstancias. Por un lado, el hospital pone un obstáculo importante: se llevan a los recién nacidos a una sala aparte (neonatología) donde no se permite el acceso de la madre hasta pasadas ¡veintisiete horas! De la cesárea, sin dejar que ni siquiera los toque ni los coja en brazos… Por otra parte, le dicen a la madre que dé el pecho a sus bebés, pero sin ofrecerle más apoyo, con lo cual el resultado final es desalentador: fracaso en la lactancia, y una madre que encima se siente culpable.

Bibliografía: 

- Departamento de Estadísticas e Información de Salud, Ministerio de Salud. 2011. Indicadores básicos de Salud. Chile.
- Farías M, Oyarzún E. 2012. Cesárea electiva versus parto vaginal. Medwave Año XII, No.3.
- Olza Ibone, Lebrero Enrique. 2006. ¿Nacer por cesárea? Cómo evitar cesáreas innecesarias y vivir cesáreas respetuosas. pág 75. Grupo editorial norma. Bogotá, Colombia. 

Escrito por Carla Ramírez Reyes, egresada de antropología social de la Univesidad de Chile, creadora de Junto a la Mujer y terapeuta integral. 

domingo, 24 de noviembre de 2013

Mamás solas. Laura Gutman.



Somos muchísimas las madres en el mundo que criamos solas a nuestros hijos, es decir, sin convivir con nadie más que el niño. La mayoría de nosotras no deseó en principio esta situación, y la hemos asumido frecuentemente sin saber muy bien cómo nos arreglaríamos. Puede haber acontecido que hayamos quedado embarazadas de una relación ocasional y sin embargo hayamos sentido que por algún motivo misterioso, ese ser había sido engendrado y estábamos en condiciones de albergarlo, nutrirlo y llevar adelante el embarazo y el parto. Otras veces puede haber sucedido que el embarazo haya sido planeado dentro de la pareja pero el proyecto de seguir juntos no pudo perdurar, y por lo tanto hemos asumido continuar con el embarazo a pesar de la pérdida del hombre amado, el dolor o el desamparo. En muchas otras ocasiones, quizás las más frecuentes, se produce una separación o un divorcio con hijos ya nacidos. Puede suceder que el padre abandone definitivamente a la cría, por los motivos que sean, y las madres asumamos no sólo la crianza sino también la supervivencia de los hijos en términos económicos. La mayoría de las mujeres, aún en situaciones de riesgo, de falta de dinero, de inmadurez emocional o de soledad, permanecemos con nuestros hijos.

Para que abandonemos a los niños, la desesperación, el sentirnos al borde del abismo, la soledad extrema y el miedo tienen que inundar nuestras vidas. En cambio, si tenemos un mínimo registro de nuestras capacidades nutricias, si tenemos confianza en nosotras mismas, y sobre todo, si somos receptoras de apoyo y cobijo, permaneceremos con nuestros hijos aún en condiciones muy desfavorables.

La soledad es quizás el peor panorama para criar niños. Sin embargo, más allá de todas las dificultades reales y muy concretas, ser “mamá sola” posee algunas ventajas. La principal ventaja es que sabemos que estamos solas. Y los demás también lo saben. El hecho que la soledad sea palpable y visible, nos permite pedir ayuda al entorno con relativa sencillez. Esto que parece una obviedad, no lo es cuando vivimos en pareja. A veces el sentimiento de soledad es inmenso estando dentro de un matrimonio, pero en esos casos no es fácil reconocerlo y mucho menos que el entorno nos registre “solas” y necesitadas de recibir compañía y sostén.

Cuando criamos solas a los niños, y cuando además trabajamos porque somos las únicas generadoras de dinero, no tenemos más remedio que contar con los demás. Algunas mujeres recibimos apoyo de nuestras familias, donde el sostén se constituye naturalmente: pueden ser nuestras madres o nuestros padres que estén presentes, que ofrezcan ayuda económica, o incluso que en su función de abuelos cuiden directamente a los niños. A veces hay una hermana que actúa como soporte, un grupo de amigas solidarias, o una red laboral que equilibra la soledad y la resolución de problemas domésticos. Hay circunstancias donde estamos en condiciones de pagar ayuda doméstica o un canguro durante muchas horas del día. O existe una madrina del niño que se compromete una vez por semana a ocuparse de él. El jefe de la oficina se torna especialmente solidario porque sabe que somos “madre sola”. Nuestras amigas se organizan los fines de semana, nos invitan a reuniones y preparan los festejos de cumpleaños de nuestros niños. Lejos de ser una situación ideal, rescatemos el hecho de que la “soledad” es clara para todos, principalmente para nosotras. Y desde esa claridad, podemos actuar en consecuencia.

Casi todas las personas devenimos solidarias con una madre sola criando a sus hijos, porque todos podemos imaginar el enorme esfuerzo que conlleva y los obstáculos que en la vida cotidiana tiene que sortear la madre para cumplir con la diversidad de roles, y para que los niños estén bien cuidados y atendidos. Esa solidaridad colectiva, es posiblemente uno de los principales provechos. Y si ésa es nuestra realidad, vale la pena tomarla en cuenta.

Hay algunas otras ventajas menores: Cuando el bebe es pequeño, las madres podemos tener –si somos emocionalmente capaces- toda la disponibilidad afectiva para con el niño. Porque no habrá demanda por parte del varón de atención hacia él, ni de cuidados, ni de escucha, ni requerimientos domésticos. Es decir, si somos capaces de fundirnos en las demandas y necesidades del otro, será completamente en beneficio del niño pequeño en lugar de “dividirnos” entre los pedidos de unos y otros. Este tampoco es un tema menor, aunque no estemos acostumbradas a hablar abiertamente sobre las ambivalencias a la hora de atender a la pareja cuando reclama atención y cariño mientras el pequeño bebé espera su turno. Este “agotamiento” deseando satisfacer necesidades ajenas suele ser muy frecuente cuando estamos en pareja, y mucho más liviano cuando “sólo” nos ocupamos del bebé.

Otro hecho que se da mucho más naturalmente cuando estamos solas, es el dejarse fluir en el contacto corporal con el niño, especialmente por las noches. Cuando el cansancio nos agobia, cuando sólo queremos dormir y no tenemos más fuerzas, cuando el niño llora pidiendo contacto y caricias…pues no hay nadie para decirnos qué es lo correcto hacer o no hacer. No hay nadie para opinar a favor o en contra, nadie para dar consejos, nadie para ayudar pero tampoco nadie para interponerse. Simplemente nos tumbamos en la cama con el niño en brazos, tratando de dormir cuanto antes. Con el niño aferrado a nuestro cuerpo y sin molestar a nadie.

Parece una obviedad pero no lo es. La mayoría de las madres que vivimos en pareja y que quisiéramos intentar dormir por las noches trayendo a los niños a la cama, solemos encontrarnos con la negativa del varón, ya sea por prejuicio, por miedo, por incomodidad o por sentirse afuera del vínculo. En cambio, las mamás solas –en circunstancias similares- podemos decidir unilateralmente el mejor modo de atravesar las noches, que –todas lo sabemos- pueden constituir la parte más dura en la crianza de los niños pequeños.

Por supuesto que estar sola en la crianza y en la vida cotidiana, no es maravilloso ni mucho menos. Todos necesitamos compañía, interacción y diálogo. Y mucho más si estamos criando niños pequeños. Por lo tanto, si no tenemos pareja, nos veremos en la obligación de imaginar otros tipos de sostenes y ayudas, para que nuestra experiencia maternal sea lo más feliz posible y para que los niños reciban el amor y el cobijo que merecen.

Personalmente, creo que la mejor opción cuando no hay varón o no hay varón sostenedor, es la red de mujeres. Tengo la certeza de que hemos sido diseñados como especie de mamíferos para vivir en comunidad, y que a lo largo de la historia hemos constituido tribus o aldeas para compartir la vida. Hoy en día los grandes centros urbanos se han convertido en el peor sistema para criar niños, ya que las madres estamos cada vez más solas y aisladas, por lo tanto los niños tienen pocas personas a quienes recurrir en sus rituales cotidianos.

Necesitamos reinventar un esquema antiguo pero con parámetros modernos, siempre y cuando haya un conjunto de mujeres criando niños. No importa cuántas ya que una sola madre no logra criar a un niño. Pero cinco madres juntas pueden criar a cien niños. El secreto está en el conjunto, en la solidaridad, la compañía y el apoyo mutuo. Ninguna mujer debería pasar los días a solas con los niños en brazos. La maternidad es fácil cuando estamos acompañadas. No juzgadas ni criticadas ni aconsejadas. Simplemente junto a otras personas, en lo posible junto a otras mujeres que estén experimentando el mismo momento vital. Cuando las mujeres estamos intercambiando conversaciones, bromas, llantos o recuerdos con otras madres, nos resulta muy liviano permanecer con nuestros hijos. En cambio, cuando estamos solas, creemos que no somos capaces y suponemos que deberíamos dejar a los niños al cuidado de otras personas para “ocuparnos de nostras mismas”. Frecuentemente no registramos que el problema está en la soledad de permanecer junto al niño. No en nuestra incapacidad para amarlos.

Por eso, insisto, es responsabilidad de las mujeres reconocer que necesitamos volver a juntarnos. Que si funcionamos colectivamente y dentro de circuitos femeninos, la maternidad puede resultar mucho más dulce y suave. Y que “mamá sola”, es aquella que no es comprendida, apoyada ni incentivada, aunque conviva con muchas personas. Y “mamá acompañada” puede ser una mujer que no tenga pareja, pero que sin embargo cuente con el aval de su comunidad.

Laura Gutman.


Publicado en Mamatriztica:

martes, 12 de noviembre de 2013

Principios de Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del cuidado perinatal. 2001.

Guía esencial para el cuidado antenatal, perinatal y postparto. Año 2001.

Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y meta-análisis de estudios controlados sugieren que se continúa practicando en el mundo un cuidado perinatal y uso de tecnología inapropiados, a pesar que existe aceptación generalizada acerca de principios de cuidado basados en las evidencias.
Por este motivo, han sido identificados una serie de principios acerca del cuidado perinatal y se han desarrollado materiales educativos para facilitar la implementación de los mismos por parte de la Oficina Regional de la OMS en Europa.

La Oficina Regional de la OMS para Europa recientemente desarrolló un Taller de Cuidado Perinatal en el cual se propusieron 10 principios que deberían ser considerados en el cuidado perinatal en el futuro. Estos principios fueron ratificados luego en una reunión de la Oficina Regional de la OMS para Europa y sus estados miembros (Segunda Reunión de Puntos Focales para la Salud Reproductiva/Salud de las Mujeres y los Niños en la Región Europea).

Los diez principios del Cuidado Perinatal que la OMS señaló en la reunión fueron:

El cuidado del embarazo y parto normales debe:
1.      Ser no medicalizado, lo que significa que el cuidado fundamental debe ser provisto utlizando un set mínimo de intervenciones que sean necesarias y se debe aplicar la menor tecnología posible.
2.      Ser basado en el uso de tecnología apropiada, lo que se define como un conjunto de acciones que incluye métodos, procedimientos, tecnología, equipamiento y otras herramientas, todas aplicadas a resolver un problema específico. Este principio está dirigido a reducir el uso excesivo de tecnología o la aplicación de tecnología sofisticada o compleja cuando procedimientos más simples pueden ser suficientes o aún ser superiores.
3.      Ser basado en las evidencias, lo que significa avalado por la mejor evidencia científica disponible, y por estudios controlados aleatorizados cuando sea posible y apropiado.
4.      Ser regionalizado y basado en un sistema eficiente de referencia de centros de cuidado primario a niveles de cuidado terciarios.
5.      Ser multidisplinario, con la participación de profesionales de la salud como parteras, obstetras, neonatólogos, enfermeras, educadores del parto y de la maternidad, y cientistas sociales.
6.      Ser integral y debe tener en cuenta las necesidades intelectuales, emocionales, sociales y culturales de las mujeres, sus niños y familias y no solamente un cuidado biológico.
7.      Estar centrado en las familias y debe ser dirigido hacia las necesidades no solo de la mujer y su hijo sino de su pareja.
8.      Ser apropiado teniendo en cuenta las diferentes pautas culturales para permitir y lograr sus objetivos.
9.      Tener en cuenta la toma de decisión de las mujeres.
10.  Respetar la privacidad, la dignidad y la confidencialidad de las mujeres.

Estos principios aseguran fuertemente la protección, la promoción y el soporte necesario para lograr un cuidado perinatal efectivo. Estos están siendo incorporados en los materiales técnicos así como también en las herramientas de monitorización y evaluación de la Oficina Regional Europea de la OMS.

Formas de cuidado que deberían ser abandonadas:
·  No permitir a las mujeres que tomen decisiones acerca de su cuidado.
·  Participar a los médicos en la atención de todas las mujeres.
·  Insistir en el confinamiento institucional universal
·  Dejar a las madres sin atención durante el trabajo de parto.
·  Rasurado de rutina.
·  Enema rutinario.
·  Monitoreo fetal electrónico rutinario sin determinación de pH en cuero cabelludo
·  Restricción de la posición materna durante el trabajo de parto
·  Episiotomía rutinaria
·  Repetir la cesárea en forma rutinaria luego de cesárea anterior.
·  Inducción del parto en forma rutinaria antes de las 42 semanas.
·  Uso de sedantes /tranquilizantes de rutina
·  Uso rutinario de guantes y mascarillas en las unidades de cuidados del recién nacido
·  Separar a las madres de sus hijos cuando estos se encuentran en buen estado de salud.
·  Administración de agua/glucosa en forma rutinaria a los niños amamantados.
·  Lactancia con restricciones.
·  Distribución sin cargo de muestras de fórmulas lácteas.
·  Prohibir las visitas de los familiares.

Formas de cuidado que reducen los resultados adversos del nacimiento
·  Proveer apoyo psicosocial a las mujeres.
·  Contacto madre-hijo irrestricto.
·  Escaso beneficio de una tasa de cesárea superior al 7%.
·  Posición levantada durante el trabajo de parto.

Prácticas en el Control prenatal recomendadas para el personal de salud que realiza control prenatal:

Nutrición
·  Recibir ácido fólico antes del embarazo y durante el primer trimestre.
·  Suplementación con Fe solamente si éste está indicado, sabiendo que un nivel de hierro más bajo considerado habitualmente como indicador de anemia, es fisiológico durante el embarazo. 
·  Abandonar las evaluaciones tradicionales perinatales con score de riesgo, ya que las mismas no pueden predecir quiénes desarrollarán complicaciones. En lugar de esto, observar a las mujeres que no se encuentren en riesgo, permaneciendo vigilantes en todo momento ante cualquier signo fuera de lo normal. Una clasificación de "riesgo" debe ser flexible y abierta a ser revisada.

Atención médica
·  Reducir el número recomendado de consultas prenatales para las mujeres con embarazos normales con el fin de disminuir el exceso de medicación y de hospitalización.
·  Reducir el uso rutinario de exámenes ecográficos durante el embarazo a solamente "con indicación" o a una ecografía (alrededor de las 18 semanas) si se prefiere.
·  Minimizar la cantidad de pruebas de tamizaje durante las consultas. Exámenes de sangre, presión arterial y exámenes de orina para pesquisar proteinuria son esenciales además de la medición de la altura uterina. Los demás estudios deben realizarse solamente si están indicados.
·  Entender la sensibilidad y especificidad de cualquier prueba diagnóstica utilizada. No indicar pruebas que no tengan indicación clínica clara.

Cuidado psicosocial
·  Proveer preparación durante el embarazo, parto y para la paternidad. Brindar adecuada preparación e información como parte del cuidado. Incluir compañías que la mujer elija en esta preparación. Reconocer que los padres tienen necesidades propias como individuos y no solamente como compañeros o acompañantes de la pareja.
·  Evaluar factores de riesgo sicosociales potenciales que puedan influir en la mujer y su familia. Es útil utilizar una escala como la Escala ALPHA para estos fines.
·  Proveer a las madres de la historia clínica de su embarazo y parto. Las madres guardan estos documentos para asegurarse que los mismos van a estar disponibles siempre que los necesiten.
·  Brindar a las mujeres información basada en evidencias científicas, y estimular su participación en las decisiones acerca de su cuidado.
·  No sentirse obligados, en ningún momento del embarazo o el nacimiento, a brindar cuidados que no estuvieran basados en evidencias científicas, aunque éstos cumplieran con los intereses de la madre y el niño, y fueran requeridos por la mujer o su familia.
·  Ofrecer un enfoque individualizado acerca de la atención en todo momento.
·  Alentar el desarrollo de protocolos locales de atención.

Alimentación del Niño
·  Estimular la lactancia materna como el mejor método para alimentar al niño. No recomendar ninguna preparación para las mamas, ya que ésta no es efectiva.

Recomendaciones para la Atención Intraparto Primer estadio:
·  Uso del partograma para registrar y monitorear el progreso del trabajo de parto. Limitar los exámenes vaginales para evaluar el progreso realizándolos cada 4 horas en trabajos de parto normales y cada 2 horas cuando se llegue a la línea de alerta del partograma.
·  Minimizar la cantidad de intervenciones durante el trabajo de parto; particularmente evitar la introducción de cualquier dispositivo dentro de la vagina. Estimular una política de "manos libres".
·  Abandonar el uso de rasurado y enema.
·  Estimular la deambulación durante el trabajo de parto.
·  Usar el estetoscopio fetal para monitorear la frecuencia cardíaca fetal.
·  No restringir líquidos durante el trabajo de parto, y permitir que las mujeres con trabajos de parto que progresan normalmente, ingerir comidas livianas si las necesitan.

Apoyo psicosocial
·  Proveer cuidado permanente durante el trabajo de parto y no dejar a la mujer sola.
·  Estimular la presencia de una persona que la mujer elija para que la acompañe durante el trabajo de parto y el parto. Proveer "doulas" (acompañantes entrenados) en el caso de ausencia de una persona, y estimular su presencia además de la presencia de la familia, si la mujer lo requiriera. Notar que los padres no siempre son la compañía adecuada para apoyar a sus parejas, y que ellos también pueden beneficiarse de recibir un apoyo adecuado.
·  Usar un sistema rotativo de parteras para facilitar el trabajo en los momentos de mayor actividad.
·  Respetar la privacidad de las mujeres y su dignidad en todo momento durante el embarazo, el parto y el post parto.
·  Ser sensible a las necesidades culturales y las expectativas de las mujeres y sus familias.

Período expulsivo
·  Usar una posición levantada si la mujer lo elige durante el parto. Evitar el uso de la posición supina para el parto, y particularmente la posición de litotomía (con las piernas levantadas). Abandonar las camas de parto tradicionales para los partos normales. Usar una cama standard si se elige una cama para el parto.
·  No realizar episiotomía de rutina (o perineotomía o incisión mediana).
·  No suturar rutinariamente los desgarros o los cortes menores: las pequeñas heridas pueden usualmente cicatrizar solas. Suturar cuando esté indicado.
·  No realizar exámenes del cuello después del parto en forma rutinaria excepto que exista evidencia de hemorragia.
·  Las tasas de cesárea deben ser entre 5% y 15% en cualquier institución, dependiendo del nivel de atención.
·  Usar la tecnología más sencilla disponible en lugar de técnicas sofisticadas si esta tecnología está apoyada por evidencia fuerte acerca de su utilidad.
·  Usar el método de Misgav Ladach (Starr) para la cesárea cuando sea posible.
·  No aumentar los costos en cuidados que no sean esenciales; una compañía para brindar apoyo durante el trabajo de parto es esencial, no un lujo. Los costos de cuidados que no son necesarios (por ejemplo, televisión en las habitaciones) pueden ser cubiertos por la iniciativa privada.

Manejo del dolor
·  Evitar el uso de medicación durante el trabajo de parto. Para el manejo del dolor se deben usar preferiblemente métodos no farmacológicos, como la deambulación, el cambio de posición, masajes, relajación, respiración, acupuntura, y otros.
·  Evitar la analgesia epidural como un método de rutina para calmar el dolor. Preferir la anestesia espinal/epidural a la anestesia general en la cesárea.

Recomendaciones para establecer un buen contacto madre - hijo:

Nacimiento
·  Ubicar al bebé sobre el abdomen de la madre y secarlo inmediatamente. Animar a que la madre participe. Quitar esa toalla y tapar a la madre y al niño con una segunda toalla que se encuentre seca. Mantener la cabeza del bebé tapada para minimizar la pérdida del calor.
·  Cortar el cordón una vez que hayan cesado las pulsaciones del mismo mientras el bebé se encuentra con su madre, siempre y cuando no exista una hemorragia significativa.
·  Incentivar el cuidado materno piel a piel con su bebé durante al menos las primeras dos horas después del parto, así como todo lo que sea posible durante el postparto inmediato y posteriormente.

Promover el amamantamiento
·  Incentivar la alimentación al niño cuando el mismo esté dando señales de que está listo para recibirla, mostrando salivación, movimientos orales, llevándose las manos a la boca y moviéndose hacia el pecho materno. No forzar la alimentación hasta que el bebé no esté listo.
·  No separar al bebé de su madre en las primeras horas después del parto. Intentar realizar todos los exámenes necesarios para el recién nacido normal en la cama de la madre, en lugar de utilizar una mesa examinadora apartada.
·  Retrasar la realización de los exámenes que no sean necesarios. Realizar los exámenes con la madre y el niño juntos; demorar la hora del baño por 6 horas o más.
·  Demorar la profilaxis de la conjuntivitis gonocóccica, para evitar que el contacto visual madre - hijo se vea alterado. Luego del nacimiento buscar los momentos apropiados, para dar la vitamina K, BCG y realizar la profilaxis de la conjuntivitis gonocóccica contra la gonorrea. (en aquellas instituciones donde esté indicado).

Recomendaciones para los cuidados postparto:

Promover el contacto madre - hijo y el amamantamiento
·  Seguir las guías de la Iniciativa del Hospital Amigo del Niño para la alimentación infantil: incentive la exclusividad del amamantamiento a demanda desde el nacimiento y evite cualquier suplemento para el bebé que contenga agua, glucosa, o sustitutos de leche materna.
·  Ofrecer el alojamiento conjunto para todas la madres y bebés las 24 horas del día.
·  Incentivar el contacto piel a piel durante la estadía postparto en el hospital.

Apoyo psicosocial
·  Permitir la libre visita de los miembros de la familia que la mujer elija durante el postparto.
·  Es ideal ofrecer comodidades para que un miembro de la familia pueda acompañar a la madre durante la noche.

Alta
·  Utilizar un criterio flexible en cuanto al momento del alta: permitir que la mujeres juzguen cuando es el momento para volver a su hogar.
·  Asegurarse que exista una situación familiar adecuada y sostenedora luego del alta, si ésta no existiera realizar los arreglos necesarios para un seguimiento intensivo.
·  Facilitar contactos en la comunidad y fuentes de soporte local para todas las mujeres.
·  Incorporar las percepciones de las mujeres y sus parejas acerca de los cuidados, como parte de un procedimiento estándar para el cuidado efectivo y apropiado.

Planificación Familiar
·  Asegurarse de brindar consejos acerca de la planificación familiar antes del alta.
  

Escrito por: 
Chalmers B, Mangiaterra V, Porter R. 2001. WHO principles of perinatal care: the essential antenatal, perinatal, and postpartum care course. Birth 2001; 28: 202-207.
Publicado en:                                                                   http://www.holistika.net/parto_natural/oms/principios_de_organizacion_mundial_de_la_salud_oms_acerca_del_cuidado_perinatal.asp

domingo, 20 de octubre de 2013

¿Por qué es tan difícil relacionarse? Osho.

 Relacionarse. Osho.

¿Por qué es tan difícil relacionarse? 


Porque todavía no eres. Hay un vacío interno y el miedo de que, si te relacionas con alguien, tarde o temprano descubrirán que estás vacío. Por eso parece más seguro mantener una cierta distancia de la gente; al menos puedes fingir que eres.
No eres. Aún no has nacido, eres sólo una oportunidad. Todavía no eres una plenitud, y sólo dos personas plenas pueden relacionarse. Relacionarse es una de las cosas más grandes de la vida: relacionarse significa amar, relacionarse significa compartir, debes tener. Y antes de poder amar debes estar lleno de amor, desbordante de amor.
Dos semillas no pueden relacionarse, están cerradas. Dos flores si pueden relacionarse; están abiertas, pueden ofrecerse su fragancia mutuamente, pueden bailar al mismo sol y al mismo viento, pueden tener un mismo diálogo, pueden susurrar. Pero eso no es posible para dos semillas. Las semillas están completamente cerradas, sin ventanas, ¿cómo se van a relacionar?
Y esa es la situación. Cuando nace, el hombre es una semilla; puede llegar a ser una flor, puede que no. Todo depende de ti, de lo que hagas contigo mismo; todo depende de si creces o no. Es tu elección, y hay que afrontar la elección a cada momento; cada momento estás en la encrucijada.
Millones de personas deciden no crecer. Permanecen como semillas; permanecen como potencial, nunca se hacen realidad. No saben lo que es realizar el propio potencial, no saben lo que es la autorrealización, no saben nada sobre ser. Viven completamente vacíos, mueren completamente vacíos ¿Cómo van a relacionarse?
Será exponerte a ti mismo, tu desnudez, tu fealdad, tu vacío. Parece más seguro mantener una distancia. Incluso los amantes mantienen una distancia; sólo llegan hasta un punto, y permanecen alerta para ver cuándo retroceder. Tienen límites; nunca cruzan los límites. Sí, hay una especie de relación, pero no es la de relacionarse, sino de la posesión.
El marido posee a la mujer, la mujer posee al marido, los padres poseen a los hijos, y así sucesivamente. Pero poseer no es relacionarse. De hecho, poseer es destruir todas las posibilidades de relacionarse.
Si te relaciones, respetas; no puedes poseer. Si te relaciones, hay una gran reverencia. Si te relacionas, te acercas muchísimo, estáis muy, muy cerca, en profunda intimidad, en imbricación. Sin embargo, no interferís en la libertad del otro, que sigue siendo un individuo independiente. La relación es de tipo <yo>-<tú>, no <yo>-<eso> superponiéndose, interpenetrándose y, a la vez, en cierto sentido independientes.
Khalil Gibran dice: <Sed como dos pilares que sustentan el mismo techo, pero no empecéis  a poseer al otro, dejad al otro independiente. Sustentad el mismo techo, ese techo es el amor>.
Dos amantes sustentan algo invisible y algo inmensamente valioso: cierta poesía de ser, cierta música que se oye en las partes más recónditas de su existencia. Ambos lo sustentan, sustentan cierta armonía, pero permanecen independientes. Pueden mostrarse al otro porque no hay miedo. Saben que son. Conocen su propia belleza interna, conocen su propia fragancia interna; no hay miedo.
Pero normalmente existe el miedo, porque no tienes ninguna fragancia; si te muestras, simplemente apestarás. Apestarás a celos, odio, ira, lujuria. No tendrás la fragancia del amor, la oración, la compasión.
Millones de personas han decidido permanecer como semillas ¿Por qué? Pudiendo ser flores y bailar al viento y al Sol y a la Luna, ¿Por qué han decidido permanecer como semillas? Hay algo en su decisión: la semilla está más segura que la flor. La flor es frágil. La semilla no es frágil, la semilla parece más fuerte. La flor puede ser destruida fácilmente; sólo un poco de viento y los pétalos se disiparán. La semilla no puede ser destruida tan fácilmente por el viento, la semilla está muy protegida, segura. La flor está expuesta, algo tan delicado, y expuesto a tantos riesgos: puede venir un viento fuerte, puede llover a cántaros, el Sol puede quemar demasiado, algún tonto puede arrancar la flor. A la flor puede sucederle cualquier cosa, a la flor puede sucederle de todo, la flor está constantemente en peligro. Pero la semilla está segura; por eso, millones de personas deciden permanecer como semillas. Pero permanecer como semilla es permanecer muerto, permanecer como semilla es no vivir en absoluto. Es seguro, desde luego, pero no tiene vida. La muerte es segura, la vida es inseguridad. Quien realmente quiera vivir tiene que vivir en peligro, en peligro constante. Quien quiera alcanzar las cimas tiene que arriesgarse a perderse. Quien quiera ascender a las cimas más altas tiene que arriesgarse a caer de alguna parte, a resbalarse.
Cuanto mayor es el anhelo de crecer, mayor es el peligro que hay que aceptar. El hombre verdadero acepta el peligro como su estilo mismo de vida, como la atmósfera misma de su crecimiento.
Me preguntas: <¿Por qué es tan difícil relacionarse?> . Es difícil porque aún no eres. Primero sé. Todo lo demás sólo es posible después: primero sé.
Jesús lo dice a su propia manera: <Primero busca el reino de Dios, y todo lo demás te será dado por añadidura>. Esto es simplemente una vieja expresión de lo mismo que estoy diciendo: primero sé, y todo lo demás te será dado por añadidura.
Pero ser es el requisito básico. Si eres, el valor llega como consecuencia. Si eres, surge un gran deseo de aventura, de explorar, y cuando estás listo para explorar, te puedes relacionar. Relacionarse es explorar, explorar la conciencia del otro, explorar el territorio del otro. Pero cuando exploras el territorio del otro tienes que permitir y acoger que el otro te explore a ti; no puede ser una calle de dirección única. Y sólo puedes permitir que el otro te explore cuando tienes algo, algún tesoro, en tu interior. Entonces no hay miedo. De hecho, tú invitas al huésped, tú abrazas al huésped, tú lo llamas, tú quieres que entre. Quieres que vea lo que has descubierto en ti mismo, quieres compartirlo.
Primero sé, luego te puedes relacionar, y recuerda, relacionarse es bello. Una relación es un fenómeno totalmente diferente; una relación es algo muerto, fijo. Ha llegado un punto final. Te casas con una mujer;  ha llegado un punto final. Ahora, todo irá hacia abajo; habéis llegado al límite, ya nada crece. El río se ha parado y se está convirtiendo en un pantano. Una relación es ya una cosa, completa.
Relacionarse es un proceso. Evita las relaciones, y profundiza más y más en relacionarte.
Yo pongo el énfasis en los verbos, no en los sustantivos; evita los sustantivos todo lo que puedas. En el lenguaje no puedes evitarlos, ya lo sé; pero en la vida, evítalos, porque la vida es un verbo. La vida no es un sustantivo, en realidad es <viviendo>, no <vida>. No es <amor>, es <amando>. No es <relación>, es <relacionando>. No es una canción, es cantando. No es un baile, es bailando.
Observa la diferencia, saborea la diferencia. Un baile es algo completo; ya se han dado los últimos toques, ya no queda nada más que hacer. Algo completo es algo muerto. La vida no sabe de puntos finales; las comas están bien, pero no los puntos finales. Los lugares de descanso están bien, pero no los puntos de destino.
En vez de pensar en cómo relacionarte, cumple el primer requisito: medita, sé, y luego relacionarse saldrá de ello por sí mismo. Alguien que se vuelve silencioso, gozoso, alguien que empieza a desbordar energía, que florece, tiene que relacionarse. No es algo que tenga que aprender a hacer, empieza a suceder. Se relaciona con personas, se relaciona con animales, se relaciona con árboles, se relaciona incluso con rocas.
De hecho, se relaciona veinticuatro horas al día. Si camina por la tierra, se relaciona con la tierra…al tocar sus pies la tierra, se está relacionando. Si nada en el río, se relaciona con el río, y si mira las estrellas, se relaciona con las estrellas.
No se trata de relacionarse con alguien en particular. El hecho básico es que, si eres, toda tu vida se vuelve en un relacionarte. Es una canción constante, una danza constante, es una continuidad, es un flujo como un río.
Medita, encuentra tu propio centro primero. Antes de poder relacionarte con otra persona, relaciónate contigo mismo. Este es el requisito básico que hay que cumplir. Sin esto, nada es posible. Con esto, nada es imposible.


Osho. “El libro de la Mujer” Sobre el poder de lo femenino. Capítulo 7, páginas 107-111. Editorial Debolsillo, Buenos Aires. 2012.