domingo, 12 de mayo de 2013

Orgasmos, éxtasis y emociones místicas. Michel Odent.



Orgasmos, éxtasis y emociones místicas.

Puede parecer sorprendente  que en el marco de los cambios de estado de conciencia raramente se piense en incluir los orgasmos de la sexualidad genital: son experiencias comunes compartidas por ambos sexos. Los estados orgásmicos se comprenden mejor cuando son comparados con otros cambios de estado de conciencia. Escuché al menos a una docena de mujeres que espontáneamente pronunciaron la palabra “orgasmo” al referirse al momento del nacimiento de su bebé. Tales comparaciones se vuelven muy interesantes en una época en la que es posible explorar a través de la imagen el funcionamiento de las diferentes zonas del cerebro, inclusive durante el orgasmo. Los investigadores finlandeses han podido demostrar que durante el orgasmo el conjunto del neocórtex está en reposo, conjuntamente con el córtex prefrontal derecho. Es fácil comprender por qué los estados orgásmicos que acompañan las últimas contracciones del “reflejo de eyección del feto” no fueron nunca tomadas en cuenta. La mayoría de las culturas niegan la necesidad de intimidad en el período cercano al nacimiento; tienen tendencia a socializar, a “desprivatizar” el acontecimiento y a interferir  a través de creencias y rituales. Es excepcional que las mujeres traigan sus bebés al mundo en un ambiente compatible con un estado que podría ser calificado de orgásmico.

El orgasmo como estado de conciencia.

La mejor manera de comprender los estados orgásmicos es tomar en consideración la similitud con otros estados extáticos: “A lo largo de toda mi vida momentos de éxtasis vinieron como por encanto… El éxtasis de la unión sexual es cercano al éxtasis de la plegaria. En ambos existe una pérdida de conciencia…” (Una Kroll). 

Una Kroll es una de aquellas que ha remarcado también las similitudes entre las emociones de la unión sexual y las emociones místicas. Una joven madre me confió que, inmediatamente después del parto, vio la totalidad del universo en los ojos de su bebé. No es nuevo considerar lo estados orgásmicos como formas de alcanzar la conciencia cósmica. Viejos textos tántricos, desconocidos en Occidente hasta una época reciente, enseñan los rituales sexuales practicados por el Hindu Cult if Ectasy con el objetivo de alcanzar la unidad cósmica. Es lo que habitualmente se llama el sexo tántrico. Una parábola escrita en Sánscrito hace 2000 años, es altamente significativa. Es la historia de un ermitaño peregrino que iba en busca de la Verdad Suprema. Había viajado, meditado, ayunado; se inflingió intolerables dolores durante muchos años sin haber podido nunca alcanzar la Verdad Suprema. Un día, decepcionado por los años de esfuerzo sin recompensa, tomó un descanso al final de la tarde cerca de un río. Una mujer, maestra tántrica, apareció para tomar un baño en el río. Después de haber escuchado la historia del peregrino, lo sedujo y le hizo conocer las cumbres del éxtasis que durante tanto tiempo él había buscado. Más recientemente, el mismo Freud- a quién lo podría calificarse de místico- admitió que había al menos una circunstancia donde los límites del ego podían desaparecer: el orgasmo sexual. Todas las comparaciones son aceptables y posibles en el contexto científico actual. Dentro de una perspectiva fisiológica, parece difícil interpretar las experiencias místicas sin hacer alusión a los estados orgásmicos. Podríamos decir que los estados orgásmicos y las emociones místicas son dos fragmentos del espejo roto fáciles de conectar. El doble sentido de la palabra “místico” merece ser recordado. La palabra griega sugiere a la vez “el cierre de los sentidos”, es decir, la eliminación  de una cierta forma de conocimiento, y también la entrada en el mundo de los “misterios”, es decir, el acceso a otra clase de conocimiento.

"La Cientificación del amor". El amor y la ciencia. Michel Odent.  Capítulo 13, págs. 71-72. Editorial CreaVida, Buenos Aires.