viernes, 24 de mayo de 2013

Estrategias para el futuro. "Nacimiento Renacido".





Al introducir “los criterios del siglo XXI”, traemos a la luz razones nuevas y vitales que alteren los procesos psicológicos lo menos posible y que intenten revertir las tendencias actuales. Entender las lecciones de “la cientificación del amor” y adquirir la capacidad de pensar a largo plazo son la base de las estrategias para el futuro. El objetivo debería ser que la mayor cantidad posible de mujeres dé a luz contando con un flujo imperturbable de hormonas del amor. El mayor obstáculo es una amplia y casi cultural incapacidad de entender la psicología de los nacimientos.

En otras palabras, tenemos que redescubrir las necesidades básicas de las mujeres en trabajo de parto. Han sido olvidadas después de miles de años de nacimientos culturalmente controlados, de décadas de nacimientos industrializados y de una proliferación de “métodos” de nacimientos “naturales” (como si las palabras “método” y “natural” fueran compatibles). Todos los mamíferos comparten estas necesidades básicas. Todos los mamíferos deben sentirse seguros al dar a luz: posponen el nacimiento si hay un predador en los alrededores. Todos los mamíferos necesitan privacidad: tienen estrategias para no sentirse observados durante el período próximo al nacimiento. Redescubrir estas necesidades básicas, dará lugar al renacimiento de la partería auténtica. Una partera es una figura materna. En un mundo ideal, nuestra madre es el prototipo de persona con quien nos sentimos seguros sin percibirnos observados o juzgados.

Solamente cuando las necesidades básicas de las mujeres en trabajo de parto y el rol específico de la partera sean psicológicamente interpretados, se logrará cambiar hacia estrategias de nacimiento nuevas y simples. Estas estrategias tendrán en cuenta la seguridad de las cesáreas modernas. Cualquiera que explore nuestra base de datos podrá convencerse de que es necesario evitar las drogas durante el trabajo de parto, así como también los nacimientos largos y dificultosos por vía vaginal, y el uso de herramientas como el fórceps, previendo evitar cesáreas de urgencia y cesáreas programadas sin trabajo de parto, cuando el cirujano siente una carrera contra el progreso del peligro fetal.

Por lo tanto, debemos prepararnos para una estrategia binaria, con dos escenarios básicos.
Ya sea que el proceso de nacimiento se desarrolle directamente por la vía vaginal o no, nunca se debe llegar a una cesárea de emergencia, debe darse lugar al trabajo de parto. La tarea crítica es decidir con suficiente tiempo, durante la primera parte del trabajo de parto, cuándo se debe indicar una cesárea.

Necesitamos pruebas no farmacológicas adaptadas a estrategias del siglo XXI. La “prueba de la pileta de nacimiento” es un buen ejemplo de herramientas para los escenarios del futuro. Está basada en el simple hecho de que cuando una mujer en trabajo de parto entra en esta pileta y se sumerge en agua a temperatura corporal, debería haber progresos espectaculares en su dilatación dentro de la primera o la segunda hora. Si la dilatación avanzada permanece estable a pesar de estar sumergida en el agua, de estar en un ambiente de privacidad (¡nada de cámaras!) y con una luz tenue, se puede concluir en que, probablemente, haya un obstáculo mayor. No hay razón para dejar de hacerlo. En este caso, es más sabio efectuar una cesárea sin urgencia mientras sigue el trabajo de parto.

Una estrategia binaria de esta naturaleza es compatible tanto con prácticas sin drogas como con bajos índices de intervención quirúrgica.

No es un ideal inaccesible; es, probablemente, la lección más importante de Nacimiento Renacido.

En el amanecer del siglo XXI, debemos confrontar las implicancias de una cesárea fácil, segura y bien aceptada con los aprendizajes proporcionados por “la cientificación del amor”.

Debemos, urgentemente, preguntar lo impreguntable: ¿Podrá la humanidad sobrevivir a la práctica de las cesáreas consideradas seguras?


"Nacimiento Renacido". Michel Odent. Págs. 12-13. Editorial CreaVida, Buenos Aires. 2005.