martes, 8 de septiembre de 2015

Conclusiones tesis parto en casa, Chile.

Estimad@s lectores, comparto con ustedes las conclusiones de mi tesis sobre parto en casa con asistencia profesional en la Región Metropolitana. Al final de las conclusiones podrán acceder a un link y descargar la tesis. 

"Parto en Casa Planificado con Asistencia Profesional: Recuperando el Protagonismo". Conclusiones. 

Desde mediados de los 80´s los organismos internacionales, entre ellos la OMS, han insistido en la urgencia de revisar el modelo de atención de nacimiento, dejar de practicar intervenciones de rutina innecesarias y mejorar el trato en la atención. Ya ha pasado tres décadas de estas recomendaciones respecto al parto y nacimiento que aún no han sido integradas a la práctica hospitalaria, ni a la educación médica. Lamentablemente la puesta en práctica de la evidencia en la atención del nacimiento ha sido un proceso lento y que ha encontrado un gran número de resistencias, puesto que muchas de las prácticas respecto a la atención del parto están arraigadas culturalmente y son difíciles de cambiar.

En este contexto, la Medicina Basada en Evidencia se presenta como una gran oportunidad para cambiar el paradigma de atención del parto y nacimiento, en uno enfocado en la fisiología del parto y el respeto por las necesidades de la madre y el bebé. Cada vez hay más investigaciones que muestran los beneficios del parto fisiológico y respetado. A medida que este conocimiento se expande y llega a profesionales y a la población va creciendo la demanda por una modalidad de atención distinta a la hegemónica. Cabe destacar que en nuestro país hay muchas mujeres y familias que buscan partos medicalizados y profesionales que los ofrecen, porque les hace “sentido” cultural y responde a la información hegemónica disponible. Sin embargo, también hay mujeres, parejas y matrones/as que buscan en esta modalidad de atención del parto lo que las instituciones de salud no pueden garantizar: respeto y protagonismo. Por lo que buscan alternativas y el parto en casa planificado con asistencia profesional se presenta como una opción.

El parto en casa planificado, entonces se vuelve una oportunidad para experimentar un parto personalizado y respetado.

A través de las entrevistas, concluimos que las formas y fuentes por las cuales las mujeres y matronas adquieren información sobre los modelos de nacimiento son diversas: entrenamiento médico, experiencia de amigas y conocidas, participación en talleres de preparación la parto, participación en círculos de mujeres, experiencias propias. Además de buscar información en internet, redes sociales, cursos, seminarios, diplomados.

Las motivaciones para optar por un parto en casa, por parte de las matronas y las mujeres, derivan de una crítica al sistema de salud con orientación tecnocrática. Se vislumbra una crítica a la concepción cartesiana del cuerpo, al cuerpo como objeto y el borramiento del cuerpo, aspectos que se reflejan en el trato despersonalizado. Igualmente se manifiestan en contra del sistema patriarcal y el abuso de poder, el que ha sido perpetuado no sólo por hombres, sino que también por mujeres que siguen la lógica del androcentrismo y ejercen poder sobre las pacientes desde una visión autoritaria que las disminuye.

El hospital es percibido como un territorio limitador de las libertades personales, un lugar donde se realizan intervenciones innecesarias y existe una excesiva medicalización de los procesos de parto y nacimiento. Esto, desde el punto de vista de las entrevistadas se traduce en efectos nocivos, tanto físicos como psicológicos para la madre, el bebé, el vínculo con el bebé y la relación de pareja.

Es así como desde otra arista, los beneficios del parto en casa se transforman en una gran motivación. Englobando los beneficios del parto en casa podemos decir que éstos, desde las voces de las matronas y las mujeres, están enfocados en entregar el protagonismo a la madre, su hijo y su pareja, proteger el ambiente de factores que puedan entorpecer la evolución del trabajo de parto, favorecer el primer vínculo entre la madre y su hijo desde las primeras horas de vida a través de la promoción de la lactancia materna, el contacto piel a piel inmediato, minimizando el intervencionismo y siendo partícipes del parto las personas adecuadas para atender, contener y proteger a la mujer.

El parto en casa tiene grandes resistencias culturales, institucionales y económicas. Los familiares de las mujeres que optan por un parto en casa, en general se oponen a esta opción por encontrarla riesgosa y peligrosa. Desde la institucionalidad se ha demonizado el parto en casa y no se valida como opción. El parto en casa no forma parte de la oferta oficial de partos, no está cubierto por el servicio de salud pública y tiene un alto costo, lo que lo hace poco accesible. La búsqueda del equipo profesional, en consecuencia es una tarea muy difícil de realizar debido a estas resistencias. Esta búsqueda se realiza a través del “boca a boca”, derivación profesional, experiencias anteriores, conocimiento del trabajo de las matronas y búsqueda personal.

El acompañamiento ininterrumpido en el proceso de parto se muestra como relevante. La importancia de éste ha sido demostrada por evidencia científica y ha sido reafirmado a través del relato de las mujeres, concluyendo que el acompañamiento profesional, de la pareja y de una persona significativa otorga confianza, seguridad y contención para vivir la experiencia de parir en casa. Los participantes del parto pueden ser: matronas, doulas y acompañantes significativos como la pareja, hermanas, amigas o madres.

Las matronas que atienden partos en casa han pasado por procesos que les han permitido comprender el parto desde una visión más integral, adoptar un nuevo paradigma de atención del parto y nacimiento y transformarse en lo que denominamos como matrona profesional posmoderna, profesional con educación biomédica que combina los distintos modelos de atención, se mueve entre los distintos sistemas de salud y que busca un espacio más autónomo para ejercer su profesión. Junto a esto han surgido redes y grupos de mujeres y hombres que están generando resistencias al sistema hegemónico. Mujeres activistas que promulgan la libertad de parir, gestar y criar en libertad, hombres que promueven los nuevos modelos de paternidades, doulas que trabajan al margen del entrenamiento médico tecnocrático, matronas profesionales que se mueven entre los distintos sistemas de atención combinando lo mejor de los paradigmas de salud. Todo esto impulsado a través de redes sociales, talleres, círculos de conversación, marchas, encuentros, seminarios y todo espacio que permita visibilizar los nuevos modelos, sistemas y paradigmas basados en los valores del respeto y la integralidad del ser humano.

Las significaciones respecto al parto en casa, como se ha planteado a lo largo de esta investigación, responden a las voces de las entrevistadas. Esta significaciones generan ruido y discusión, ya que hay mujeres que creen en la medicalización del parto, que ven en la cesárea y la anestesia una conquista y que ven en el hospital el lugar más seguro en donde se puedan atender. Siguiendo a Susan Bewley (2015), profesora de obstetricia en Londres que ayudó a elaborar la guía que recomienda parir en casa y en centros de parto, hay mujeres que prefieren tener sus hijos en casa y hay que apoyarlas, así como a las mujeres que sienten mayor seguridad en el hospital, son sus derechos y no hay un modelo único adecuado para todas las mujeres. En este sentido todas las decisiones son válidas, en el marco de una sociedad con acceso a información basada en evidencia. El énfasis está entonces en devolver el protagonismo de la mujer y su familia en el parto, el respeto por la autonomía de las usuarias y matronas, y retornar a la fisiología del parto. 

A nivel internacional existen distintos territorios para dar a luz, hablamos de las instituciones de salud públicas y privadas, centros de parto y las respectivas casas de las gestantes. El parto en casa es una modalidad de atención permitida y normada en gran parte del mundo desarrollado, siendo incluso parte del sistema de salud y donde las matronas tienen un importante papel profesional, pues son ellas las que se hacen cargo de la atención. Las matronas en los países desarrollados son aliadas de las mujeres y la familia, promueven el parto fisiológico y la no medicalización excesiva de los ciclos vitales de las mujeres. Sin embargo en nuestro país estamos muy alejados de esa realidad, las matronas tienen poca autonomía para atender partos fisiológicos, (al contrario de otros países donde las matronas tienen total autonomía) delegando esa responsabilidad al obstetra e incluso el parto en casa en casa ha sido perseguido y castigado desde las autoridades de salud, puesto que es considerado como un riesgo para la salud de las gestantes y sus hijos. 

Sabemos que para que el parto en casa en nuestro país sea parte de la oferta de salud y esté normado, hay un largo camino que recorrer que comienza con dirigir la discusión hacia los modelos/formas de atención. Como recomienda la OMS, es necesario transitar hacia un modelo personalizado de atención del parto y nacimiento. Para conseguir esto, es necesario establecer estrategias que permitan conseguir este objetivo, como fortalecer los modelos de atención personalizados en hospitales y clínicas de nuestro país. Este fortalecimiento no sólo es un asunto de infraestructura, sino que aún más importante es lograr que los profesionales de la salud adscriban a este modelo. Es por esto que se debe realizar un cambio en el entrenamiento médico que está orientado hacia la tecnocracia y abrir la atención hacia otros modelos como el humanista y holístico. Las mallas curriculares de las carreras de obstetricia y ginecología están basadas en ramos científicos, y sólo un par tienen enfoques sociales, culturales y psicológicos, se propone enfatizar en los ámbitos de salud sexual y reproductiva, incorporando la perspectiva de género y educar en la fisiología del parto tanto a los estudiantes, futuros estudiantes y a los usuarios. 

Una estrategia a mediano plazo es promover la construcción de centros de parto que se muestran como puentes entre el hospital y la casa y que podría llevar a la posibilidad de validar en un futuro los partos en casa. Es un largo camino, que es necesario transitar. Las matronas profesionales que atienden partos en casa tienen la posibilidad de realizar la mejor atención obstétrica basada en lo mejor de los principios de los modelos de atención tecnocrático, humanista y holístico.

Con respecto al proceso de investigación, hubo limitaciones que no permitieron incluir visiones tan importantes como la del padre. Es por esto que se propone para futuras investigaciones atender la visión del padre, la familia, indagar en otros actores profesionales como las matronas que no están de acuerdo con esta práctica o los obstetras en contra o a favor, levantar información cuantitativa para conocer a través de los datos los índices del trabajo de las matronas, que como ya sabemos promueven el parto fisiológico. Todas estas miradas y metodologías podrán permitirán generar un “mapa” del parto en casa que nos permita saber dónde estamos y a dónde queremos ir.

Consideramos que el momento que está viviendo nuestro país es propicio para visibilizar lo que está pasando respecto a la demanda de las usuarias y desde el Estado hacerse cargo de entregar opciones para mujeres que buscan su protagonismo, autonomía y respeto.

Autora: Carla Ramírez Reyes, antropóloga social Universidad de Chile. 
Contacto: juntoalamujer@gmail.com

martes, 1 de septiembre de 2015

La marca del Ángel

La Marca del Ángel
Dice un viejo cuento sufí que cuando un niño está en el seno de su madre tiene todo el conocimiento del mundo. Sabe cuántas estrellas hay en el firmamento, cuántas gotas hay en el mar y cuántos granos de arena en el desierto. Conoce los misterios del cielo y las estrellas, y conoce hasta la última letra de la Torah. No hay misterio sobre la faz de la tierra que desconozca, ni misterio en el cielo o en el mar que no pueda resolver.
Pero cuando está a punto de nacer, su ángel de la guarda baja del cielo y colocando un dedo sobre sus labios sella todo su conocimiento dentro de él, y le susurra una 
sola palabra...“APRENDE”.

miércoles, 12 de agosto de 2015

España: Las matronas piden que la sanidad pública financie los partos a domicilio



En España, la Federación de Asociaciones de Matronas de España está pidiendo al Sistema de Salud Nacional de ese país que el parto en casa sea una opción y esté financiado públicamente. Esto, motivado por los beneficios de la atención en casa y la respuesta a una demanda de un sector de la sociedad que reclama por la libertad de dar a luz dónde, cómo y con quién quieran las mujeres. Todas las mujeres tienen derecho a opciones de partos y en el lugar que deseen, como plantea la Asociación de Matronas "Apoyamos el deseo de algunas mujeres de dar a luz en casa y, como queda refrendado por las investigaciones disponibles en la materia, lo consideramos una opción absolutamente válida y segura siempre que estén atendidas por matronas cualificadas y se cumplan las condiciones necesarias referenciadas en las Guías y avaladas por la evidencia científica.  





Más información de la noticia pueden encontrarla en el siguiente link:
http://www.europapress.es/murcia/noticia-matronas-piden-sanidad-publica-financie-partos-domicilio-20150810164717.html

Fotografía de Elis Freitas, Brasil.

martes, 11 de agosto de 2015

El negocio del nacimiento en Chile. Quinta columna de opinión sobre cesáreas en Chile. Escrito por Gonzalo Leiva y Michelle Sadler.

Esta es la quinta entrega que realizan Gonzalo Leiva (matrón) y Michelle Sadler (antropóloga) como resultado de una investigación FONIS sobre las cesáreas en Chile. Compartimos esta quinta columna que hace referencia a la alta tasa de cesáreas en este país y el negocio del nacimiento.
En esta quinta columna de opinión queremos centrarnos en el contexto socio- económico en el que se desarrolla el nacimiento en Chile, la oportunidad de negocios que representa y el costo que implica para un país tener una alta cantidad de cesáreas.
En columnas anteriores señalamos que en la última década los partos en el sistema privado avanzaron de un 20% a un 30% del total de nacimientos y no hay indicios de que esa alza frene. También comentamos que es justamente en el sistema privado donde se concentra el más alto porcentaje de cesáreas (71,8% en 2012), pese a que en este grupo el porcentaje de mujeres que prefiere parto vaginal es mayor que en el público y a que en este segmento están las mujeres de nivel educacional más alto, y las más sanas.  ¿Pero, entonces, por qué en el sistema privado de salud chileno hay tantas cesáreas? Esta es la misma pregunta que se hizo en 2000 Susan Murray, investigadora del University College London, que en los resultados del estudio mixto “Relación entre los seguros privados de salud y las altas tasas de cesáreas en Chile” señala: “Las pacientes de las maternidades privadas son una lucrativa fuente de ingresos”.
Hace casi una década, en 2006, investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), específicamente del grupo de investigación de salud materno perinatal, señalaron en una publicación en la revista Lancet que para cada aumento del 1% en la tasa de cesáreas, habría un incremento en los gastos del orden de los US$9,5 millones. Es decir, considerando esa cifra y el aumento de 10% de cesáreas, en la última década Chile ha aumentado su gasto en salud por el concepto de nacimiento en US$95 millones. Y vayamos más lejos: si tomáramos como referencia el porcentaje que han planteado algunos autores chilenos que establecen un limite aceptable de cesáreas de un 25% (la OMS recomienda un 15%), podríamos decir que en 2012 tuvimos un 24% de “cesáreas evitables”, esto da como resultado US$228 millones de gasto extra. Estas gigantescas sumas de dinero se podrían utilizar para mejorar otras áreas del cuidado materno y del recién nacido y/o para financiar la investigación necesaria al respecto.
Pero aterricemos un poco las cifras, ¿cuánto vale un parto en Chile? El Fondo Nacional en Salud (Fonasa) en su lista de aranceles 2015, valoriza cada parto vaginal en $132.810 (a eso habría que sumar $28.810 en caso de que la mujer reciba analgesia peridural), y curiosamente las cesáreas las valoriza en lo mismo, pese al costo mayor en insumos, en recurso humano y en días cama asociada a la cirugía. Sólo si la cesárea incluye histerectomía (extracción del útero) el pago al hospital será de $260.990. Lo anterior quizás explica uno de los más grandes incentivos que tienen los hospitales para contener la tasa de cesáreas, pues implica un mayor gasto, ya que se utilizan más insumos, más medicamentos (anestésicos, antibióticos) y además participan más personas en la cirugía, y no obstante lo anterior, Fonasa les paga lo mismo.
Sin embargo, esta no es la única vía de financiamiento de los nacimientos a través de Fonasa, puesto que también existe el Pago Asociado a Diagnóstico (PAD), que se incorporó a fines de la década del 90’con el objetivo de generar incentivos económicos que indujeran a los prestadores a reducir la alta tasa de cesáreas que se observaba entonces. Esto, ya que el incentivo económico para el equipo médico (obstetra-matrona) era mayor en el parto vaginal que en la cesárea, pero aparentemente la diferencia no era lo suficientemente atractiva, ya que el objetivo evidentemente no se cumplió. En la modalidad PAD la mujer puede elegir entre un grupo de clínicas privadasadscritas a ese convenio y a pensionados que existen en algunas maternidades públicas. Una parte del parto es financiada por la usuaria y otra por Fonasa; en 2015 estos valores son $245.260 y $738.790 respectivamente.
En 2013, Fonasa gastó en los 65.456 nacimientos que financió a través de la modalidad PAD la suma de $46.949.625.120, casi cinco veces la cifra desembolsada por Fonasa en el total de compras de camas al sector privado en ese mismo año. ¿Cuánto hubiese gastado Fonasa si esos nacimientos hubiesen ocurrido en los hospitales de la red pública de salud? Hubiese gastado sólo una quinta parte de lo que gastó en el sistema privado. Estas gigantescas sumas de dinero que gastó Fonasa en el tránsito de estas mujeres del sistema público al privado, subvencionando, además, un alto número de cesáreas (casi el doble que en el sistema público), muchas de ellas sin justificación médica, podrían utilizarse para mejorar la infraestructura mediante Salas de Atención Integral del Parto (SAIP) y aumentar el número de profesionales en las maternidades públicas de nuestro país, y así alcanzar la tan anhelada relación de una matrona por cada mujer en trabajo de parto. Hoy los esfuerzos están puestos en que en los hospitales públicos haya una matrona por cada dos mujeres en trabajo de parto, algo que no se cumple en todas las instituciones.
Como parte de nuestro trabajo de investigación, tuvimos acceso a una carta que envió en 2012 el Colegio de Matronas y Matrones de Chile a Mikel Uriarte, director en ese entonces de Fonasa. En dicha carta se le propuso a Uriarte que se incorporara la atención de parto por matrona en el sistema privado a las usuarias de Fonasa, es decir, la propuesta elimina las prestaciones médico-quirúrgicas, que significa eliminar los honorarios a los obstetras en el caso de los partos vaginales que puedan ser resueltos en forma autónoma por matronas y matrones, al igual como ocurre en el sector público. Se explica en la carta que: “La Canasta PAD Parto Normal Atendido por Matrona abre explícitamente la posibilidad de que la mujer embarazada -que no presenta riesgo obstétrico- ejerza libremente su derecho a elegir la forma de parto que desea para sí y para su hijo, permitiéndole manifestar su preferencia por el parto normal, minimizando la presión que el sistema privado prestador ejerce sobre ella para inducirle la cesárea”. La propuesta del Colegio de Matronas y Matrones reducía el valor del parto en un 45%, de $ 923.750 a $ 436.690. En la misma carta, se plantea la posibilidad de reducir en un 25% las cesáreas entre los años 2012 y 2020. Públicamente, en diversas ocasiones, Anita Román, actual presidenta del gremio, ha reconocido nunca haber recibido una respuesta a dicha propuesta.
¿Y cuánto valen los partos en el sistema privado? Para poder responder a esta pregunta, en el tercer trimestre de 2014, dos ayudantes de investigación de nuestro proyecto FONIS SA13I20259 recorrieron todas las clínicas privadas de la Región Metropolitana solicitando presupuestos para una cesárea y un parto vaginal. Doce de las 14 clínicas que tienen maternidad nos entregaron sus presupuestos (las que no lo hicieron fueron Clínica Las Violetas, que se había declarado en quiebra, y Clínica Vespucio, que no entregaba presupuestos sin una orden médica). Sólo cuatro de las 12 clínicas nos informaron el costo total del parto, incluido los honorarios de todo el equipo médico (Las Condes, Alemana, Santa María y Hospital Clínico de la U. de Chile), y una nos informó parcialmente los honorarios del equipo médico (Indisa).
A diferencia de la valorización única que hace Fonasa para todo el territorio nacional, en el sistema privado cada clínica cobra cifras distintas. En siete de las 12 instituciones consultadas, sólo nos entregaron el valor del parto y/o cesárea que cobra la clínica, señalando que los honorarios del equipo médico debían ser entregados a la mujer por el propio obstetra (Juan Pablo II, Bicentenario, Dávila, Las Lilas, Madre e Hijo, Tabancura y Red Salud UC-Christus), situación frecuente en nuestro país, y que da pie para que ocurran situaciones irregulares como la conocida este año en Ñuble, en donde 25 ginecólogos (casi 90% de la oferta de ginecólogos de la región) fueron acusados de colusión y condenados por el Tribunal de la Libre Competencia (TLDC). En Ñuble, producto de esta colusión, los precios de las prestaciones, incluidas el parto vaginal y la cesárea, aumentaron un 69%, fijando un precio en un rango de 4 a 4,4 veces el arancel Fonasa.
El valor promedio del parto vaginal en las 12 clínicas, sin considerar los honorarios del equipo médico, fue de $1.810.000, versus el valor promedio de la cesárea que fue de $2.356.000. Con fluctuaciones para el parto vaginal de $730.000 (Clínica Madre e Hijo) a $3.382.073 (Las Condes), y para la cesárea de $810.000 (Madre e Hijo) a $4.620.184 (Las Condes). Todo lo anterior sin considerar el honorario médico, ya que sumando los honorarios médicos, en Clínica Las Condes el valor total de una cesárea puede llegar a $7.213.046, en Clínica Alemana a $6.523.511, en Clínica Santa María a $4.285.001, y  en el Caso del Hospital Clínico de la U. de Chile a $3.734.129.
Una consideración relevante a la hora de analizar el alto costo de los nacimientos en Chile, es que, en 2014, del total de gasto en salud, poco más de un tercio salió directamente del bolsillo de las personas, el más alto de los países miembros de la OCDE.
Si Finlandia es el modelo a seguir en educación, probablemente Noruega lo sea en términos de nacimiento. En ese país, que tiene la tasa de mortalidad materna más baja del mundo y una tasa de cesáreas de 17%, todos los partos vaginales son asistidos por matrona y son gratis. En Chile, como mencionamos más arriba, sólo en el sistema público los partos son asistidos por matrona; en el sistema privado la asistencia le corresponde al médico. Tener a un médico por mujer en trabajo de parto encarece el valor total del parto, de hecho los honorarios al obstetra en nuestras cotizaciones fluctúan entre los $450.290 (Indisa) y $1.000.000 (Hospital Clínico de la U. de Chile), independiente de si es parto vaginal o cesárea, cifras que no dejan de llamar la atención en un país en que el sueldo mínimo mensual es de $241.000 y el 57% de los asalariados a jornada completa gana menos de $300.000 al mes.
Un antecedente relevante para complejizar la discusión sobre los honorarios médicos, es que una cesárea dura aproximadamente una hora, mientras el parto vaginal tiene una duración variable y puede tomar muchas horas. De hecho, sólo la fase activa del trabajo de parto que va de los cuatro a los diez centímetros de dilatación dura en promedio cinco a seis horas, por tanto, en el mismo periodo en que un equipo médico acompaña un parto vaginal, podría eventualmente realizar varias cesáreas, optimizando el tiempo, los ingresos económicos, y asegurando además que el trabajo de parto de esa mujer no iniciará espontáneamente en un horario incómodo (noche, fin de semana o vacaciones).
La mayoría de los obstetras entrevistados en el marco de nuestro proyecto FONIS SA13I20259 son claros en plantear que los incentivos económicos atentan contra la promoción del parto vaginal. Un obstetra plantea que: “Es mucho más fácil programar una cesárea (…)Porque el costo por la prestación por vía vaginal o vía alta es la misma. Por lo tanto, yo optimizo mi tiempo. Por lo que, en vez de estar 14 horas en trabajo de parto, yo ocupo 2 horas en resolver el tema de la cesárea”. Otro señaló: “El cuento de tiempo y económico, es un grave problema desde el punto de vista de los profesionales, que es distinto programar una cesárea a una hora adecuada en un tiempo adecuado, que no va a interrumpir tus consultas, versus el trabajo de parto fisiológico que parte a cualquier hora, interrumpes la consulta y eso es un daño económico importante”. Respecto de cómo la organización de la agenda médica interfiere en la programación de cesáreas, otro médico plantea que: “Yo he visto cosas insólitas, una paciente me dijo que se atendió por cesárea porque el doctor le dijo que él no estaba para atender partos a las 3 de la mañana”. Entre las matronas entrevistadas, una señaló: “Creo que este porcentaje que es sobre el 70%  de las cesáreas en el sistema privado, a mi juicio tiene que ver solo con el tema económico, (pues) claramente es más fácil y rápido hacer en el día cuatro cesáreas (que atender un parto vaginal)”. Queda claro entonces que los criterios “médicos” que debieran primar en la atención obstétrica están mediados en la salud privada por decisiones económicas, como muy bien lo resume un médico entrevistado: “Cuando hay ‘lucas’ de por medio también ya se empieza la cosa técnica a tener miradas más light, más laxas”.
Ante la pregunta de cómo revertir esta situación, los expertos y profesionales de salud entrevistados concuerdan en que en un contexto de poca regulación fiscal y libre mercado como el chileno, las medidas más eficaces tendrían que ser económicas, como pagar más por el parto vaginal que por la cesárea (pero significativamente más, no como en el PAD, en donde la diferencia era tan marginal que no motivó lo suficiente a los equipos), o entregar incentivos económicos por reducción de tasas de cesáreas. Un médico entrevistado lo plantea claramente y a la vez lamenta que tenga que ser así: “Tener algún tipo de incentivo económico para contener esta tasa de cesárea. Hoy día nos estamos moviendo por plata, no nos estamos vendiendo por otra cosa”.  ¿No es triste que incluso el nacimiento se mueva por plata?

Escrito por Gonzalo Leiva y Michelle Sadler. 2015. Chile. 
Publicado en Centro de Investigación periodística (CIPER). Disponible en: http://ciperchile.cl/2015/07/27/cesareas-en-chile-v-el-negocio-del-nacimiento/

martes, 12 de mayo de 2015

El apego: un estilo de crianza que suma respaldo científico.



En los últimos años, los padres primerizos calmaron sus dudas acerca de cómo criar a sus hijos con respuestas que provienen de distintas teorías, métodos y técnicas, a veces sin demasiada comprobación. ¿Hay que darle de comer cada vez que el bebe lo demanda o conviene organizar una rutina con horarios? ¿Hay que alzarlo cuando llora o es mejor que aprenda a esperar?
Las librerías son un fiel reflejo de esa búsqueda: por lo menos 500 títulos prometen revelar los secretos de una crianza perfecta. Y siempre están los consejos que aportan a voluntad amigos y familiares sobre la mejor forma de dormir, alimentar o calmar al bebe con recetas propias o ajenas.
En ese contexto, la teoría del apego (propone no escatimar respuestas a cada pedido o necesidad del bebe) suma evidencia en su favor. "Hoy podemos responder científicamente a muchas de las preguntas que se hacen los padres, sobre todo los primerizos. La teoría del apego es la más sólida, sobre todo en los temas de desarrollo infantil", afirma la doctora en psicología Inés Di Bártolo, profesora de la Universidad Católica Argentina (UCA).
El apego -que tuvo y tiene sus detractores- acumula años de experimentos sobre el efecto que tienen distintos estilos de crianza durante una inmensa ventana de oportunidad: el primer año de vida. Tantos años de resultados se extienden ya entre generaciones y esa información empieza a desafiar prejuicios culturales.
"Aquellos bebes cuyas madres están más pendientes de ellos y les responden enseguida, lejos de volverse malcriados y dependientes, se vuelven más independientes, autónomos y seguros de sus recursos personales -indica Di Bártolo a modo de resumen-. Por eso, mi consejo a las madres es que nunca duden en alzar a un bebe que se lo pida."
El apego se define como un vínculo emocional que se forma entre dos personas, que no es exclusivo de la madre y el bebe, y es distinto de otros vínculos emocionales. "Está impulsado biológicamente y tiene una característica única: mantener y restablecer el equilibrio emocional. Sin esta regulación emocional, no se pueden llevar a cabo una serie de actividades psíquicas, como la exploración o el crecimiento -aclara Di Bártolo-. Todo lo que un bebe pueda llegar a conocer, a explorar, depende de esa regulación emocional."
Eso sucede, como explica enseguida, porque los bebes nacen sin la capacidad de autorregularse. Cuando la mamá, el papá o los abuelos alzan al bebe cuando lo pide, o juegan cuando quiere jugar, están construyendo esa capacidad si van descifrando qué necesita el bebe. "Lo que se pasa haciendo una mamá y un papá con un bebe chiquito es regularlo: el bebe llora y ellos tienen que calmarlo, pero buscando saber qué le pasa, sobre todo guiados por algo básico como «entrar en sintonía» a través de la empatía."
Esa sintonía emocional no sería tan abstracta. Di Bártolo cuenta que estudios por neuroimágenes detectaron que hay áreas del cerebro que se activan cuando interactúan bebes y adultos que están construyendo ese vínculo.
Desde los años 70, un experimento clásico de la teoría del apego refuerza la idea de que el sentimiento de seguridad, independencia y autonomía en la vida depende de esa regulación emocional inicial.
En la llamada prueba de la situación extraña, que dura alrededor de 20 minutos y figura entre los cinco experimentos más importantes en psicología del siglo XX, los evaluadores observan a través de un espejo el comportamiento de chicos de un año en una habitación llena de juguetes, desconocida y acompañados de la figura de apego, que suele ser la madre.
Durante el experimento, la madre sale del cuarto dos veces, dos minutos cada vez. "Lo más interesante de la prueba no es cómo se separan, sino cómo se reúnen", aclara Di Bártolo. Y no todos reaccionan igual. "La mitad de los chicos quiere que la mamá los alce, se abrazan a ella, pero rápidamente se calman y piden que los bajen para volver a jugar -explica-. En esos chicos, el apego es seguro. Cuando crecen, son simpáticos y empáticos. Ayudan a los demás y son más resistentes a las situaciones de estrés."
Pero la otra mitad reacciona de tres maneras bien definidas: son indiferentes y se distraen fácilmente (evitativos), son inconsolables y no quieren volver a jugar (ambivalentes) o se alejan o tienen otras conductas extrañas para la situación (desorganizados).
En todos esos casos, se habla de que existe un apego inseguro, según detalla Di Bártolo, ahora a modo de resumen de El apego y la intersubjetividad, un libro que acaba de terminar. Allí, en más de 250 páginas, describe la historia de todos estos experimentos, en muchos de ellos como investigadora, y su aplicación en la práctica clínica.
Los resultados sorprenden. Por ejemplo, revelan que un 80% de los chicos que están institucionalizados o que son víctimas de maltrato y abandono son inseguros desorganizados. En la población general infantil, esa proporción no supera el 15 por ciento.
En la prueba, todas las madres se comportan igual. Lo que varía es lo que hicieron los 12 meses previos. "Las madres de los chicos con un apego seguro habían estado más pendientes de las señales de su bebe (respondían rápido al llanto, la demanda de ser alimentados o alzados y a sus sonrisas). Estaban disponibles cuando los bebes parecían querer estar con ellas", dice Di Bártolo.
Los estudios que se están realizando sobre los efectos que tiene apego seguro al año de edad ya llegaron a grupos de adolescentes y jóvenes de hasta 20 años de edad y, también, entre varias generaciones.
"En el primer año, no hay que pretender que el bebe sea independiente, sino conocer sus señales y responderle -insiste Di Bártolo-. Es ponerse en su lugar y tratar de entender lo que quiere: no empezar a jugar si quiere dormir y no alimentarlo si quiere jugar, además de compartir cuando muestra sus descubrimientos. Es como aprender a hablar su idioma. Si uno le provee seguridad, será independiente cuando crezca, se acostumbrará al jardín de infantes, resistirá mejor los conflictos y se esforzará ante un desafío."
Para Flavia Tomaello, autora de un par de los títulos disponibles en las librerías, como Rutinas felices. Agenda para padres, seguir estilos de crianza "sólo porque se ponen de moda" no es lo más saludable para los hijos ni para los padres. "Creo en una paternidad más reflexiva y participativa, donde uno pueda sumarse o no a la teoría del apego, por ejemplo, si se coincide con lo que significa", opina la autora.
"No hay exceso alguno en la cantidad de upa y de mimos que uno puede entregar al hijo desde que nace", suele repetir la terapeuta y escritora Laura Gutman, reconocida referente de la crianza con apego, tema sobre el que ha vendido miles de ejemplares.
Escrito por Fabiola Czubaj
Diario La Nación, Argentina. Publicado en: http://www.lanacion.com.ar/1703753-el-apego-un-estilo-de-crianza-que-suma-respaldo-cientifico Página consultada día 12 de mayo de 2015. 

lunes, 30 de marzo de 2015

Conclusiones tesis doctoral "etnografía sobre la decisión del parto en el domicilio". Teresa Martínez, España.

Mis queridos/as lectores/as les comparto las conclusiones de una tesis doctoral sobre el parto en casa en la provincia de Alicante, España. El objetivo de la investigación fue realizar una etnografía sobre la decisión del parto en el domicilio. La autora es Teresa Martínez Mollá y cuento con su permiso para difundir su investigación. 


Conclusiones:

Los resultados de esta investigación han permitido, dando la voz tanto a las mujeres como a los hombres, corroborar las distintas hipótesis planteadas:

Las parejas que desean tener el parto en el domicilio buscan información sobre la atención que las mujeres, los padres y los/as recién nacidos/as reciben tanto en casa como en el hospital, así como sobre los posibles riesgos y/o beneficios; como se pone de manifiesto en las numerosas referencias que los/as mismos/as hacen a la lectura de libros y revistas, a las búsquedas en Internet, a las conversaciones con las profesionales que las van a acompañar en el parto y en las preguntas que hacen a conocidas/os que han vivido el nacimiento de su hijo/a en su casa.
El modelo estructural dialéctico nos ha permitido conocer las estructuras que influyen en esta decisión y el modo en el que estas parejas han comparado los diferentes modelos de atención para al final decidir que desean vivir el nacimiento en casa. Para ello han tenido en cuenta quién va a tomar las decisiones, cómo va a ser asistido el parto, de qué modo van a ser tratados/as la madre, el padre y el bebé, quien puede acompañarles…
Los valores que han desarrollado a lo largo de su vida junto con sus creencias sobre el proceso obstétrico y sobre la atención proporcionada en cada emplazamiento les llevarán a decidir que el parto en casa es la mejor opción, ya que es la que más favorece sus propios deseos e intereses de que el parto sea asistido respetando en todo momento sus derechos, evitando con ello una atención en la que esté presente la violencia obstétrica.

Con su decisión ponen de manifiesto la discrepancia con muchas de las creencias arraigadas en la sociedad que son producto del discurso médico tradicional, que considera que solo en el hospital está garantizada la adecuada atención al nacimiento, mientras que la opción del parto en casa pone en peligro tanto la vida de la madre como la del niño/a. Así, buscan recibir asistencia en su domicilio, dentro del modelo de atención personalizado, ya que tienen la firme creencia de que en este los resultados obstétricos son mejores porque se respeta en todo momento la fisiología del parto.

Igualmente, muestran su desacuerdo con el paternalismo característico del modelo intervencionista de atención que predomina en el parto hospitalario y en el que los/as profesionales ostentan la capacidad y los conocimientos necesarios para determinar aquello que es beneficioso para la madre y/o el bebé. En cambio, estas parejas consideran que la mujer es poseedora de ambos elementos, lo que le permite escuchar a su cuerpo y saber lo que le puede favorecer.

La firme convicción de que el parto tiene un valor espiritual y transcendental influye en la decisión de tener el parto en el domicilio. Para ellas/os es fundamental poder vivir este momento de acuerdo con su creencia de que el modo de nacer tiene efectos físicos y emocionales que van a tener repercusión a lo largo de toda su vida. Y están convencidas/as de que solo en el domicilio se les garantiza esta posibilidad. 
La participación de las parejas (marido, novio, compañero) en la decisión del parto en casa es altamente valorada y se reconoce que su apoyo es fundamental. La misma pone de manifiesto tanto características del modelo hegemónico como de los nuevos modelos de masculinidad/ paternidad en los que los atributos masculinos se flexibilizan. Así, junto al principio de autoridad propio del modelo hegemónico, que se puede ver en el hecho de que es imprescindible el apoyo del padre, también se muestran dialogantes y respetuosos con la decisión de la mujer.
El apoyo del/la profesional de la obstetricia es imprescindible para que el parto se produzca en el domicilio, pero su búsqueda se puede convertir en una ardua tarea, ya que es muy escaso el número de profesionales que asisten en el domicilio. Estos/as responden a la demanda de estas parejas de que en el nacimiento se respeten sus derechos teniendo en cuenta tanto las necesidades del/a madre/padre como del/a recién nacido/a y, sobre todo, evitando la violencia obstétrica.
La decisión de vivir el nacimiento en casa es vista por las personas que les rodean como una imprudencia o como una valentía. Con su decisión, se enfrentan al sistema médico imperante y al discurso en contra del parto en el domicilio que prevalece en la sociedad, arriesgándose a ser estigmatizadas, excluidas y penalizadas por no cumplir con la “normalidad” vigente.
Para que el parto se produzca en el domicilio se lleva a cabo una preparación y unos preparativos muy diferentes de los que realizan las parejas que optan por el parto hospitalario. Esto implica una mayor reflexión y toma de conciencia de la responsabilidad de ambos en el proceso obstétrico; al tiempo que deben emprender acciones como buscar al/la profesional, buscar financiación, preparar del hogar y planificar un posible traslado.
Estas parejas afirman que sería deseable que los/as profesionales sanitarios/as aceptaran que su responsabilidad acaba donde comienzan los derechos de la mujer, su hijo/a y su pareja. Derechos en los que se incluye el respeto a la dignidad, a la intimidad y a la integridad personal, así como a los principios de autonomía y no maleficiencia que muchos/as profesionales no son capaces de cumplir amparándose en la superioridad de su conocimiento y en una caduca interpretación del principio de beneficiencia.


Estas parejas instan a los/as responsables sanitarios/as a que en cumplimiento de las recomendaciones de numerosas instituciones y organismos internacionales se normalice la atención al parto domiciliario, incluyéndolo en la cartera de servicios de la sanidad pública. 

Teresa Martínez Mollá, 2015.


Si desean recibir más información o leer la tesis completa, escribir a: juntoalamujer@gmail.com

domingo, 29 de marzo de 2015

Profesionales que recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas.

Los primeros nacimientos en una familia o en un grupo de amigos, los primeros nietos o bebés de la pandilla, suelen estar muy solicitados en sus primeras horas de vida. Nadie quiere perderse el gran acontecimiento del nacimiento del bebé, y todo estaría bien si no fuera porque, para la madre y el propio pequeño, no es lo más aconsejable que el recién nacido reciba tantas visitas.
Por ello en algunos hospitales y algunos profesionales médicos ya están haciendo lo posible para concienciar a los padres (y a las visitas) de que los recién nacidos y sus madres necesitan tranquilidad, por su bienestar.
Madre y bebé acaban de pasar por una situación más o menos estresante, la madre a menudo está exhausta, el bebé cambia el mundo de tranquilidad del interior del vientre por el ruidosos y luminoso exterior, y lo que más necesita esas primeras horas es sentir el calor de la madre, el contacto piel con piel, y ser amamantado precozmente.
Y todo ello es mucho mejor en un entorno tranquilo, que permita a la madre estar más relajada. Y es que nacer en un entorno acogedor y respetuoso no tiene por qué estar limitado al momento del parto, también en el postparto es necesaria la intimidad, ya hablemos de parto vaginal, ya de cesárea.
Por ello cada vez más médicos recomiendan que por lo menos las primeras 24 horas transcurran para el bebé solo con la compañía de su mamá y su papá, sin visitas, lo cual muchas veces puede generar resquemores entre los parientes cercanos.
De este modo se favorece el vínculo con la madre y se facilita la lactancia, pues la madre está más tranquila y en esos momentos en que no sabes ni cómo coger al bebé se agradece no tener espectadores que te pongan nerviosa. También se evita la transmisión de gérmenes, de más personas que tocan al bebé.

La primeras horas y los primeros días del bebé.

Todo esto es positivo porque las primeras doce horas son el momento más sensitivo para el bebé, particularmente en cuanto al oído y el olfato, por lo que es importante el contacto y la intimidad con la madre.
Incluso, hay profesionales que suelen aconsejar a sus pacientes que extiendan esa costumbre el mayor tiempo posible, al menos los primeros quince días, ya que si hay visitas en la casa la mamá tiende a estar menos con su hijo.
Y, por supuesto, la propuesta es tanto para la mamá como para el papá, el cual tiene cada vez más participación en todo el proceso, desde la sala de partos.
Por suerte, y aunque todavía queda mucho camino por recorrer, en los últimos años se han ido instalando con fuerza conceptos que tiene que ver con el respeto a los tiempos del proceso de parto y a los deseos de la madre, así como todo aquello vinculado al bienestar tanto de ella como del niño en un momento tan decisivo.
De todas formas, hay que señalar que hay distintos tipos de familias en la planta de maternidad de un hospital, desde las más escandalosas a las discretas, y por supuesto siempre la última palabra en cuanto a visitas la debería tener la madre o los padres.
Los padres deciden quién quieren en su habitación las primeras horas de vida del bebé. Ésta debería ser una decisión respetada y no cuestionada por familiares y amigos que pueden quedar excluidos de las visitas en esos primeros momentos.
Claro que se trata de una sugerencia y no de una imposición, pues son los padres los que tienen la úlitma palabra, y no creo que nunca veamos carteles en la puerta de la planta de Maternidad de “Prohibidas visitas familiares”.
Además, hay otra cuestión importante, y es que generalmente no hay una única madre por habitación, por lo que las visitas de una molestarán aún más a la otra, que no conoce a esa gente ni tiene por qué tener espectadores extraños. El silencio y respeto en estos momentos también es importante para el resto de madres y bebés que comparten habitación o planta.
Pero no está mal que se informe a estos y a sus familias de las necesidades de madre y bebé tras el parto, y por eso me parece estupendo que haya profesionales que recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas durante esas primeras horas.

Publicado en: En Bebés y más | Buenas prácticas en la primera hora de vidaVía | Los Andes