Las Etapas Holísticas del Nacimiento, por: Whapio Diane Bartlett.
Parte VII a XI.
VII. "Las olas grandes".
Segunda fase de la segunda etapa. Pujar.
La cabeza del bebé llega hasta el periné. La mamá
lo puede sentir, y en algunas posiciones, la pareja puede verlo. La mamá sabe
que su bebé está justo ahí. La sensación del bebé en el periné traerá
contracciones para que la mujer puje, si es necesario. Normalmente las mujeres
se vuelven una con la fuerza de las olas, pero he visto mujeres que no pujan
activamente en ningún momento del parto. El útero lo hace todo. Las mujeres
articulan durante estas contracciones de nacimiento, y la canción de vida que
había empezado en el trabajo de parto temprano empieza a crecer hasta
convertirse en una maravillosa aria. La voz de la madre guiará al bebé hacia el
final del túnel. Estos sonidos del universo estimulan al bebé a través de su
viaje y crean la tensión y excitación natural que se genera cuando se alcanza
una meta. En este momento, cerca de la coronación, la mamá experimenta una
descarga de adrenalina. En la velocidad de la luz está en dos mundos. Su trance
oxitócico de parto todavía está palpable, y a la vez está consciente de su
realidad terrenal. Está de regreso y está lista para traer a su bebé a tierra
firme.
He notado que la mayoría de las mujeres se
posicionan de la misma manera para parir. Las mujeres a las que no se les dice
qué hacer y que se les deja solas… natural y universalmente tienden a hacer
esto…
ARROLLIDARSE sobre una rodilla.
Durante el tiempo entre los mundos, la mayoría de
las mujeres están de pie y fluyendo con el trabajo de parto. Se mecen entre
contracciones y se inclinan hacia delante durante ellas. Es sabiduría natural.
Durante el trabajo de parto, el útero se mueve hacia arriba y hacia delante, y
las mujeres se mueven naturalmente junto con el útero, facilitando el proceso.
Algunas mujeres incluso sostiene el útero hacia arriba y hacia delante durante
las contracciones… sin que sean guiadas para hacerlo. Durante la quietud las
mujeres suelen relajarse. Flotan en la tina o se sientan apoyando y descansando
la espalda, hasta se acuestan de lado. Cuando resurgen las contracciones, en la
marea, las mujeres se ponen de pie otra vez: caminando, balanceándose,
inclinándose. Cuando el parto empieza a volverse más intenso y se transforma en
grandes olas, las mujeres saben instintivamente que el bebé está cerca y
empezarán a encorvarse y acercarse al piso.
Finalmente, cuando las olas grandes alcanzan su
máximo, las mujeres invariablemente toman una posición de rodillas, con una
apoyada en el piso y la otra doblada. Ninguna mujer dejará caer a su bebé al
piso. Se pondrá en cuclillas sobre el piso, una rodilla doblada, la otra en el
piso, y facilitará el nacimiento de su hijo. Su pareja normalmente se coloca
frente a ella, como el Arcángel, observando y protegiendo, protegiendo a su
familia. El proveedor está cerca… esperando a ser llamado más cerca en caso de
ser necesario. La mayoría de las mujeres paren a sus bebés solas. Cuando la
madre está presente, los bebés no suelen resbalarse fuera del útero, y nadie
necesita “cacharlos”. Las manos de la madre saben qué hacer… como siempre… y
rara vez se necesita ayuda.El bebé nace y es recibido por las manos de su
madre, quien lo coloca suavemente en el lugar que hay preparado en el piso para
él.
Una nota sobre otras posiciones…
Hay veces, durante las olas, que las mujeres
pasarán de estar de rodillas a una posición de manos y rodillas. Es una
posición popular porque la mamá puede descansar la espalda del peso del bebé, y
puede apoyarse en sus brazos mientras se inclina hacia el frente. Pero una
mujer sólo hará eso si sabe que su pareja o su cuidador está ahí para recibir
al bebé, pues sabe que ella no puede hacerlo por sí misma. Muchas mujeres
confiesan después del parto que la posición de manos y rodillas fue útil en el
momento pero que lamentan haberse perdido el nacimiento de su hijo. Alguien más
termina recibiendo al bebé, y muchas mamás que conozco no vuelven a escoger esa
posición en partos siguientes.
A las mujeres parece no gustarles una posición de
cuclillas con apoyo. Pues son totalmente dependientes de que alguien las
sostenga durante el parto, normalmente la pareja, y entonces la pareja no ve
fácilmente el nacimiento de su hijo/a. También pone a la mujer en un estado incómodo…
necesitando que alguien las sostenga durante el parto cuando ellas saben,
instintivamente, que no es necesario. Me he dado cuenta que estar en cuclillas
con apoyo es una posición que el proveedor le recomendará a la mujer, más que
una que la mujer escogería naturalmente por sí misma. También he visto que en
esta posición las mujeres tienen dificultad en arquear la espalda, durante el
reflejo de
expulsión del feto del que habla Michel Odent.
Semi sentada, la posición más popular
culturalmente, es la posición más difícil para tener un bebé. Es cuestión de
geometría sagrada. Cuando una mujer se sienta sobre su cóccix, que es
justamente donde se sienta cuando está recostada, está obstaculizando el canal
del parto. En el parto, el cóccix naturalmente se mueve hacia atrás para dejar
pasar al bebé. Cuando la mamá está sentada sobre él, se necesita una gran
fuerza para hacer que el bebé pase por encima del cóccix. Y eso suele terminar
con un pujo manejado, difícil y pesado, con las piernas dobladas hacia las orejas,
y a menudo, gritos y órdenes. Incluso cuando psicológicamente se prefiere esta
posición, en el momento del parto nunca he visto a una mujer escogerla, o
necesitarla. De hecho, desde una perspectiva fisiológica, incluso estar
acostada sobre la espalda es una posición más fácil para el parto, pues el
cóccix puede moverse más fácilmente que cuando se sientan sobre él.
Pero a las mamás tampoco les gusta está posición
pues intuitivamente saben que no es natural y que crea más trabajo para el
útero, que se mueve hacia delante y hacia arriba.
Las mujeres que optan por un parto en agua, a veces
permanecen semi sentadas. Esto funciona en el agua porque la mujer puede
levantarse fácilmente para dejar que el cóccix se mueva y el bebé pase. Las
mujeres que quieren quedarse en la cama, o que tienen que hacerlo por alguna
razón, escogen acostarse de lado. El parto suele ser suave, y equilibra la
presión en el abdomen, pero las mujeres comentan que llega a ser incómodo que
alguien tenga que sujetar tu pierna durante tu parto. Lo que yo he aprendido de
las mujeres que paren, es que ellas, instintivamente, encontrarán la posición
que funcione mejor para ellas… normalmente la posición de rodillas. Cualquiera
que sea la posición que la mujer escoja… semi sentada, manos y rodillas, o de
rodillas.. es la posición natural para ese momento. Nadie tiene una posición
correcta para parir. Es tan individual como cada mujer y como cada parto. Mi
experiencia ha sido que las mujeres tienden a escoger una posición de rodillas
cuando no tienen nada culturalmente impreso.
La diferencia entre las dos fases de la segunda
etapa del trabajo de parto:
En la práctica clínica, nos han enseñado un solo
aspecto de la segunda etapa del trabajo de parto. En cambio, en este modelo
holístico hemos visto que las mujeres no suelen empezar a pujar hasta que la
cabeza alcanza el periné, y hemos definido dos fases. La primera fase de la
segunda etapa, La Marea, ocurre después de la transición e incluye el tiempo
que va de la dilatación completa a la llegada de la cabeza al periné. Comprende
el tiempo en que el útero naturalmente baja al bebé por el canal vaginal. La
otra fase, Las Olas, se refiere al momento en el que la cabeza del bebé es
visible y la madre sienta una urgencia involuntaria por pujar. Hay veces que
sentirá al útero empujando durante la marea. Pero ella no puja con él… no es
necesario. De hecho, animar a pujar o dirigir el pujo de una mujer cuando la
cabeza aún no está en el periné puede ocasionar severos daños a sus tejidos,
hacer saltar los capilares, y desorientar a la madre, que sabe instintivamente
que el bebé bajará por sí mismo, con privacidad, tiempo y la habilidad de
encontrar la posición adecuada. Durante las olas usará su propio esfuerzo,
junto con el del útero, para hacer nacer a su bebé. Las mujeres me han enseñado
que no es necesario decirles cuándo empezar a pujar, o intentar dirigirlas
durante el pujo. Esto anula sus instintos, y a menos de que algo vaya mal, su
instinto será siempre su mejor guía. Pujar antes de que la cabeza sea visible,
que se conoce como pujo dirigido, es un logro bastante dudoso. Acostar a una
mujer sobre su espalda, llevar sus piernas hacia sus orejas y apresurarla para
que empuje a su bebé hacia abajo y hacia fuera puede ser muy humillante. Es
incorrecto instintivamente, es prepotente, y por lo general, innecesario.
(En ciertas variantes, como mamás con bebés en
posiciones posteriores, sí suelen necesitar ayuda para manejar el dolor y con
las técnicas de pujar…)
VIII. "Emerger".
Nacimiento.
Para cuando el bebé está coronando, la mayor parte
de su cabeza ya pasó por la puerta del nacimiento. La madre suele estar
extática y con mucha energía. Puede llorar, anunciando su regreso. También
ocurre una respuesta a la adrenalina y la mujer se levanta de su posición de
rodillas y arquea su espalda. Michel Odent llama a esto reflejo de expulsión
del feto, el levantarse facilita la coronación y el paso del bebé por la última
parte del canal vaginal. Esta oleada de adrenalina, que coexiste con el flujo
de oxitocina, es la responsable de que mamá y bebé estén alerta durante este
tiempo. Puede que la madre se sienta abrumada mientras se traspasa de una
dimensión a otra, pero nunca perderá el rastro de lo que tiene que hacer.
Simplemente, parirá a su bebé. Mientras se arrodilla, puede que su pareja esté
frente a ella, preparado para recibir a su hijo/a. Quizá otro par de manos, los
del cuidador, también estén listas para ayudar, o puede que no. Normalmente, la
ayuda no es necesaria. La madre no está fuera de control, el parto no es
caótico, no hay histeria ni confusión. El parto es accesible y la mujer hace lo
que es natural.
Es totalmente cierto que la mujer no necesita que
nadie cache a su bebé. Pero puede ser que deseen otro par de manos cerca, o que
alguien reciba al bebé, pero no es que lo NECESITEN particularmente. El mito de
que hay que checar el cordón o realizar una tracción para liberar al bebé no es
cierto. Los cordones se resuelven solos… de hecho, un tercio de los bebés que
he visto nacer venían con el cordón enredado en el cuello y por lo general
nadie tuvo que hacer nada. Maniobrar para sacar la cabeza no es necesario y más
bien, puede causar un problema o un retraso.
IX: "El regreso".
Posparto inmediato.
El bebé se desliza a un nuevo mundo. Ha ocurrido
una transformación. Tanto mamá como bebé viven un periodo de reintegración y
reorganización. Esta etapa suele durar entre 5 y 10 minutos, y es parecida a la
Quietud en su silencio y tranquilidad. Mamá y bebé se están estabilizando
-reorganizando su estructura molecular- y sin hacer nada aparente por unos
momentos. El bebé está pasando de la circulación fetal a la neonatal, empezando
a respirar, a oler el ambiente, a sentir el aire por primera vez, a escuchar,
observar, a tener sus primeras experiencias e impresionen sobre este planeta.
La madre está viendo el mundo a través de unos ojos nuevos. Normalmente se sentará
tranquilamente durante unos momentos, permitiéndose volver. Después se estira
para tocar a su bebé. Por lo común, la pareja se sienta cerca, observando,
sobrecogido, con lágrimas.
Este es el momento para el vínculo terrenal. La
oxitocina, la hormona del amor, incrementa… alcanza sus niveles más altos,
mayores que en ningún otro momento, y la familia se enamora entre ella. La
madre reconoce a su hijo/a, el padre reclama a su familia. El vínculo ocurre
primero a nivel psíquico y espiritual, después la mamá alcanza y levanta a su
bebé. Las mujeres me han enseñado que no es apropiado intervenir en esta fase
tan importante. Es un momento muy fuerte y sagrado, y si de verdad entendemos
el parto y lo que implica regresar de un estado alterado… lo que significa la
reintegración…entonces protegeremos la privacidad de la madre y el bebé en este
momento como en ningún otro. He visto que a veces las mujeres no están listas
para tocar a su bebés inmediatamente después del nacimiento. Necesitan un
minuto, o dos, o cinco. Necesitan vivir a su bebé de una manera auténtica e
instintiva. No necesitamos pasarle el bebé a la mujer y por favor nunca alejen
al bebé del campo de la madre.
X. "Conocerse, comunión y completar".
Conocerse.
Para este punto la madre ha tomado en brazos a su
bebé y están empezando a conocerse. La madre y el padre están maravillados, del
bebé, entre ellos, de los increíbles reinos por los que han viajado. Con
asombro y reverencia se acercan a su bebé. Al principio puede que lloren y se
queden sin palabras, aún envueltos en el capullo de la tormenta. Esto pronto da
paso a expresiones de deleite, palabras y caricias al bebe, y entre ellos. En
los periodos de regreso y de conocerse las distracciones deben mantenerse
mínimas, respetando el vínculo inicial entre padres y bebé. Estetoscopios,
cámaras con flash, voces y manos ajenas a las de los padres, pueden perturbar y
ser inapropiados en estos primeros minutos vitales, sobre todo si los padres
quieren honrar lo sagrado del proceso de vinculación.
Cuando esta fase llega a su fin (normalmente
después de 10 minutos) y mamá y papá han podido explorar a su nuevo hijo/a,
puede que la mujer sienta la placenta bajando y sienta que está lista para
sacarla. Si es así, puede pedir un cuenco y puede querer que la cuidadora se
acerque. Sin embargo, la mayoría de mujeres con las que he trabajo no desean
expulsar la placenta hasta la siguiente etapa. Desde el Tao… “la partera hace
su trabajo haciendo nada”. De cerca, sin interrumpir o estar dentro del campo
de la madre, la partera puede revisar al recién nacido, revisar la separación
de la placenta y el sangrado de la madre, checar y satisfacer las necesidades
de los presentes en el cuarto, estabilizar el ambiente y ser testigo silencioso
de estos primeros minutos y etapas después del parto.
Comunión.
Es el momento en el que los padres deciden
compartir a su nuevo bebé con las demás personas del cuarto. Otros hijos,
abuelos, amigos, los cuidadores… son invitados a acercarse y dar la bienvenida
al recién nacido. Con esta invitación, el cuidador puede moverse al espacio de
la madre y la familia. Mamá y bebé están alerta y receptivos. El padre está
procesando la experiencia y cuidando de su familia. El bebé puede mostrarse
interesando en lactar. Se ofrecen felicitaciones y empieza una celebración
silenciosa. El regreso, conocerse, y la comunión duran en total entre 20 y 30
minutos, y comprenden el posparto inmediato. Aunque son cortas en duración, son
fases muy diferentes del
parto, cada cual con una importante y única
experiencia que impacta en el bienestar del desarrollo de la familia.
Completar.
Posparto inmediato, Salida de la placenta.
Alrededor de 30 minutos después del parto, la madre
desviará su atención hacia la placenta. Para entonces, la placenta está fuera
del útero y reposando en su yoni. Sale fácilmente, sin mayor apuro ni
preocupación. La partera puede detener el cuenco y ayudar a la madre a
posicionarse para liberar la placenta.
La madre ha tenido su momento de vinculación y se
ha comunicado con sus seres queridos, así que ahora se asienta para empezar a
amamantar y para recuperar sus fuerzas bebiendo y comiendo algo. La familia
está estable y segura. Quizá la partera ya haya terminado el gorrito que tejía
para el bebé y quiera ofrecérselo a los padres antes de retirarse. Los bebés
suelen estar alertas la primera hora después del parto. Después, generalmente,
caen dormidos, una vez que lactaron y se enamoraron. La madre ha sacado la
placenta, ha comido algo y ha visto a sus seres queridos. Este es el momento
(aproximadamente una hora después del parto), mientras el bebé duerme, en el
que la cuidadora vuelve a escena para revisar a la mujer y su sangrado. La
mujer quizá quiera bañarse y limpiarse. El cuarto está ordenado, las llamadas
han sido hechas. Puede que la mujer pida más comida y quiera hablar, puede que
prefiera descansar. En el siguiente rato, mientras terminan de bajar las alas,
mamá y papá se acurrucan juntos y se preparan para envolver a su bebé, y
envolverse mutuamente, en el sueño. La partera lo envuelve todo mientras
escribe sus notas o cierra los ojos, en una vigilia silenciosa.
XI. "Tejiendo la historia".
Posparto.
Durante los días y semanas siguientes el vórtice
sigue abierto. Mamatoto… mamábebé.. están estableciendo su relación y su ritmo.
Todavía se aprecia el estado alterado, pero comienza a cerrarse. Que tan rápido
se cierra depende de que tan rápido la mujer regresa a su realidad ordinaria.
Durante este tiempo, la familia y los proveedores recapitulan los eventos del
parto. Es un momento crucial para observar y articular el viaje entre todos.
La madre tiene la oportunidad de volver a ver su
estado alterado junto a sus acompañantes y así formular su sabiduría. La pareja
está incorporada en la experiencia y los padres, juntos, comparten sus
impresiones. El tejido se extiende para siempre. Las familias y los proveedores
crean un vínculo especial, y mientras el tiempo pasa y los niños crecen, la
sabiduría del parto continúa revelándose y sigue siendo comprendida. Estar
presente con la familia en el posparto es tan importante como estar en el parto
y en el embarazo. Además, es el tiempo en donde los padres me hacen saber lo
que les funcionó y lo que no. Es el tiempo de apertura y comunicación honesta,
donde los padres me enseñan cómo ser mejor partera para ellos. Entre más
acompaño a mujeres y familias durante el parto, más se revela. Cuando renuncio
a mis ideas preconcebidas sobre el parto, y observo lo que realmente está
pasando, las mujeres se sienten libres y seguras para compartir nuevos
paradigmas conmigo. Y me doy cuenta de que esta explicación no representa el
eje centra del parto hoy en día, es mi experiencia y la experiencia de muchas
mujeres que he atendido.
Como una constante estudiante del parto, siempre
les agradezco.
Leído en: Facebook "Antropología del nacimiento".
Publicado por: Placentera.com http://www.placentera.com/6/archives/10-2013/1.html