miércoles, 28 de agosto de 2013

El útero etérico.

El embarazo físico empieza en el momento mágico de la concepción, sin embargo, a otros niveles, el inicio de la preparación para el embarazo empieza dos o tres años antes de la concepción del bebé.

Las almas de los bebés vienen al mundo para estar junto a sus padres y ayudarles en el proceso de preparación. Generan un útero etérico que se suele situarse en la zona de la barriga, como en un embarazo físico. Este útero estará hasta el parto aunque ira moviéndose, incluso desplazándose de la madre al padre, ya que este útero no es exclusivo de la madre: el hombre también lo sostiene. Es muy bella la imagen de cómo a veces se desplazan de la mamá al papá haciendo un símbolo de infinito. Se sitúan ahí para ayudar como alma a la preparación física-energética-emocional de los padres para el momento de la concepción y el embarazo. Desde ahí los bebés se comunican con nosotros y nos ayudan con su sabiduría.
Haciendo cuentas, podemos ver que algunas relaciones de pareja no existían dos o tres años antes de ser concebidos sus hijos. Pero eso no impide que las almas de los bebés estén con sus padres ayudándoles y preparándoles. Incluso les ayudan para que se de el encuentro entre ellos.

Se puede ver en el útero etérico como está presente la memoria de la familia de esta vida y de vidas anteriores, incluso memorias de la historia de la humanidad. Es como un red energética que tiene almacenado todo tipo de información.

Al no estar todavía encarnados, sus almas son puras, pero en ella están ya las características de la personalidad que desplegarán a lo largo de su vida: serán discretos y silenciosos, traviesos y alegres, sabios y científicos. Es muy enriquecedor conocerlos a través de su alma y ver qué les gustará, cómo son, cuales serán sus retos y sus dones.

El nacimiento o la concepción simplemente es una fase más de un viaje continuo. Los embarazos no son nunca algo casual o un “accidente”, nuestras almas y las de los bebés se preparan años para ello y durante los años antes de la concepción nuestras almas trabajan juntas para poder nacer.

A través de la escucha del alma de los bebés, se puede ver que la concepción, el embarazo y la crianza son también un tiempo de conexión y consciencia que nos da la oportunidad de cambiar y evolucionar a nivel personal, como familia y como habitantes del planeta.




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