El mundo actual compele a las mujeres a funcionar como hombres, sin ningún respeto por su ciclo menstrual y ocultándolo como un tabú. Hoy sabemos que la conexión con cada una de sus fases nos proporciona elementos de trabajo interior y nos conecta con la sabiduría ancestral femenina.
Históricamente, la menstruación ha
sido vista como algo negativo, algo que desordena, un signo de enfermedad. El
ciclo femenino (sobre todo la menstruación como manifestación física) ha sido y
sigue siendo objeto de tabú social. Querámoslo o no, esto causa un desorden en
nuestra psique femenina, en nuestra manera de aceptarnos como mujeres. Este
acto de descontento con nosotras mismas nos genera el alejamiento de nuestra
capacidad intuitiva de sentir viva a la madre Tierra y de re-encantarnos.
Siguen siendo muchas las mujeres que
desean encajar en la estructura del mundo moderno y que para ello sacrifican su
salud, sus relaciones y su sensibilidad con el objetivo de ser aceptadas,
conseguir espacio y no parecer débiles, asumiendo así características muy
masculinizadas. Debido a este esfuerzo, muchas también terminan desconociéndose
y detestando ser mujeres.
En esta necesidad de ser iguales al
hombre, a menudo hacemos caso omiso de nuestro ciclo natural, incluso llegamos
a referirnos a nosotras mismas con descontento por la inconsistencia de
nuestras emociones. Para el mundo moderno, el constante cambio de nuestro
temperamento puede ser poco fiable.
Hoy seguimos viendo que las niñas
conocen poco su ciclo e incluso lo desprecian. ¿Cómo cambiar esa actitud de
descontento con algo tan importante como el ciclo menstrual en las generaciones
venideras?
La respuesta es trabajando de modo
consciente en lo que significa el ciclo de la mujer y especialmente la menstruación,
con una expectativa positiva. Este acto es una maravillosa ayuda para nosotras
mismas, para la humanidad y para el planeta.
Conexión
con la Tierra y la Luna.
El ciclo menstrual es lo que nos
conecta con los ciclos de la Tierra y la Luna, nos hace hembras. La sangre es
nuestra conexión con la naturaleza, es la conexión directa con nuestro cuerpo y
nuestra alma, es el momento propicio para lograr grandes avances en nuestra
vida como mujeres, así también para sanarnos y honrarnos a nosotras mismas, a nuestros
hijos y a nuestros compañeros de vida.
Las mujeres estamos in-formadas en
base a la naturaleza. Seguimos el ciclo lunar, y en cada fase ocurre un
maravilloso anuncio en nuestra psiquis y en nuestras emociones, si logramos
conocernos y dejar de estar en manos de la industria farmacéutica que produce
las pastillas anticonceptivas, las toallas que coagulan nuestro ciclo y tanto
más, obligándonos a permanecer enanas, sometidas, impotentes, paralizadas por
miedos que, en nombre de una ficticia seguridad, nos ofrecen la protección de
una prisión. Paradójica situación que alimenta una alegría artificial pues nos
desconecta cada vez más de la libertad que añoramos.
Entre los beneficios de la
menstruación que muchas mujeres hoy sentimos y agradecemos se puede mencionar
el autoconocimiento, tanto fisiológico como emocional y espiritual. Este
conocimiento de nosotras mismas nos lleva a honrarnos como mujeres y a
alinearnos con un propósito mayor.
Una mente positiva de la mujer con
respecto al ciclo femenino trae consigo felicidad y bendición a toda la
humanidad. Pues es en nuestros úteros donde crece la humanidad y florece la
cultura y la espiritualidad vinculadas a la Tierra.
Cuando una mujer se reconoce como
mujer, conoce su energía y fortaleza interior, reconoce sus tiempos, los
siente, respeta su propio reloj interior…, esa mujer ha empezado un camino de
autovaloración que la ayuda a ser un canal de luz en esta tierra.
Es sumamente importante reconocer
que durante todo el ciclo transitamos por vibraciones diferentes; ya muchas
mujeres lo han sentido, pero no lo han valorado ni investigado. El cuerpo, los
pensamientos y las emociones, la conexión con las demás personas cambian… Ese
permutar constante de vibración genera que las frecuencias en nuestro cerebro
también se alteren… Y podamos entrar a un estado de alta espiritualidad y
conexión con nuestro guía interior. Por ejemplo durante la fase de menstruación-
cuando hay sangrado- es óptimo retraerse y reflexionar.
Si logramos aprovechar el estado en
el que entramos y pasamos ese tiempo menstrual, reduciendo el estrés y la vida
social más exterior…, podemos acceder a comprender la vida entera desde un
plano más sabio y obtener con esto amplitud de mente, claridad en nuestras
acciones, intuición certera y refinada…, atención interior. Esto se consigue a
través del seguimiento de los diferentes estados durante el ciclo completo y si
se acompaña de meditación, ¡mucho mejor¡
La sintonía en la que transitemos
como mujeres nos generará atraer personas, momentos, lugares, símbolos… que nos
servirán de orientación para continuar con nuestro desarrollo aquí en la
Tierra, por la ley o fuerza de cohesión.
Por lo tanto cuanto más atentas
estemos a cómo vemos y sentimos el mundo, las relaciones, a nosotras mismas,
durante la fase menstrual…, más antecedentes podremos obtener de cómo estamos,
qué debemos hacer y cómo continuar.
Cuanta menos influencia externa
tengamos durante esta fase, más rica será la fase venidera… El conocimiento
prestado es rico cuando lo tomamos como conocimiento orientador… Sin embargo,
el verdadero conocimiento, la conciencia real, el verdadero trabajo emana del
auto conocimiento… Esto nos lleva a despejar la mente de condicionamientos, a
conocer nuestras mentiras y saber que así como la menstruación depura nuestro
cuerpo, también a nivel emocional y psíquico ocurre lo mismo…
Por esto, tenemos que prestar
atención a cómo nos vemos a nosotras mismas, a cómo percibimos el mundo,
nuestras relaciones, nuestro trabajo y todo lo que nos rodea, pues está siendo
influenciado por nosotras, y nosotras por ello… La realidad es un espejo de lo
que nos ocurre mental y emocionalmente, de lo que solemos hacernos las lesas…
En este periodo menstrual, ese velo se corre y vemos con claridad. Nos ayuda la
sensibilidad que aflora como el medio para darnos cuenta…, nos guste o no nos
guste lo que vemos. De cada una de nosotras depende valorar esta maravillosa
oportunidad de ser mujer.
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