lunes, 30 de marzo de 2015

Conclusiones tesis doctoral "etnografía sobre la decisión del parto en el domicilio". Teresa Martínez, España.

Mis queridos/as lectores/as les comparto las conclusiones de una tesis doctoral sobre el parto en casa en la provincia de Alicante, España. El objetivo de la investigación fue realizar una etnografía sobre la decisión del parto en el domicilio. La autora es Teresa Martínez Mollá y cuento con su permiso para difundir su investigación. 


Conclusiones:

Los resultados de esta investigación han permitido, dando la voz tanto a las mujeres como a los hombres, corroborar las distintas hipótesis planteadas:

Las parejas que desean tener el parto en el domicilio buscan información sobre la atención que las mujeres, los padres y los/as recién nacidos/as reciben tanto en casa como en el hospital, así como sobre los posibles riesgos y/o beneficios; como se pone de manifiesto en las numerosas referencias que los/as mismos/as hacen a la lectura de libros y revistas, a las búsquedas en Internet, a las conversaciones con las profesionales que las van a acompañar en el parto y en las preguntas que hacen a conocidas/os que han vivido el nacimiento de su hijo/a en su casa.
El modelo estructural dialéctico nos ha permitido conocer las estructuras que influyen en esta decisión y el modo en el que estas parejas han comparado los diferentes modelos de atención para al final decidir que desean vivir el nacimiento en casa. Para ello han tenido en cuenta quién va a tomar las decisiones, cómo va a ser asistido el parto, de qué modo van a ser tratados/as la madre, el padre y el bebé, quien puede acompañarles…
Los valores que han desarrollado a lo largo de su vida junto con sus creencias sobre el proceso obstétrico y sobre la atención proporcionada en cada emplazamiento les llevarán a decidir que el parto en casa es la mejor opción, ya que es la que más favorece sus propios deseos e intereses de que el parto sea asistido respetando en todo momento sus derechos, evitando con ello una atención en la que esté presente la violencia obstétrica.

Con su decisión ponen de manifiesto la discrepancia con muchas de las creencias arraigadas en la sociedad que son producto del discurso médico tradicional, que considera que solo en el hospital está garantizada la adecuada atención al nacimiento, mientras que la opción del parto en casa pone en peligro tanto la vida de la madre como la del niño/a. Así, buscan recibir asistencia en su domicilio, dentro del modelo de atención personalizado, ya que tienen la firme creencia de que en este los resultados obstétricos son mejores porque se respeta en todo momento la fisiología del parto.

Igualmente, muestran su desacuerdo con el paternalismo característico del modelo intervencionista de atención que predomina en el parto hospitalario y en el que los/as profesionales ostentan la capacidad y los conocimientos necesarios para determinar aquello que es beneficioso para la madre y/o el bebé. En cambio, estas parejas consideran que la mujer es poseedora de ambos elementos, lo que le permite escuchar a su cuerpo y saber lo que le puede favorecer.

La firme convicción de que el parto tiene un valor espiritual y transcendental influye en la decisión de tener el parto en el domicilio. Para ellas/os es fundamental poder vivir este momento de acuerdo con su creencia de que el modo de nacer tiene efectos físicos y emocionales que van a tener repercusión a lo largo de toda su vida. Y están convencidas/as de que solo en el domicilio se les garantiza esta posibilidad. 
La participación de las parejas (marido, novio, compañero) en la decisión del parto en casa es altamente valorada y se reconoce que su apoyo es fundamental. La misma pone de manifiesto tanto características del modelo hegemónico como de los nuevos modelos de masculinidad/ paternidad en los que los atributos masculinos se flexibilizan. Así, junto al principio de autoridad propio del modelo hegemónico, que se puede ver en el hecho de que es imprescindible el apoyo del padre, también se muestran dialogantes y respetuosos con la decisión de la mujer.
El apoyo del/la profesional de la obstetricia es imprescindible para que el parto se produzca en el domicilio, pero su búsqueda se puede convertir en una ardua tarea, ya que es muy escaso el número de profesionales que asisten en el domicilio. Estos/as responden a la demanda de estas parejas de que en el nacimiento se respeten sus derechos teniendo en cuenta tanto las necesidades del/a madre/padre como del/a recién nacido/a y, sobre todo, evitando la violencia obstétrica.
La decisión de vivir el nacimiento en casa es vista por las personas que les rodean como una imprudencia o como una valentía. Con su decisión, se enfrentan al sistema médico imperante y al discurso en contra del parto en el domicilio que prevalece en la sociedad, arriesgándose a ser estigmatizadas, excluidas y penalizadas por no cumplir con la “normalidad” vigente.
Para que el parto se produzca en el domicilio se lleva a cabo una preparación y unos preparativos muy diferentes de los que realizan las parejas que optan por el parto hospitalario. Esto implica una mayor reflexión y toma de conciencia de la responsabilidad de ambos en el proceso obstétrico; al tiempo que deben emprender acciones como buscar al/la profesional, buscar financiación, preparar del hogar y planificar un posible traslado.
Estas parejas afirman que sería deseable que los/as profesionales sanitarios/as aceptaran que su responsabilidad acaba donde comienzan los derechos de la mujer, su hijo/a y su pareja. Derechos en los que se incluye el respeto a la dignidad, a la intimidad y a la integridad personal, así como a los principios de autonomía y no maleficiencia que muchos/as profesionales no son capaces de cumplir amparándose en la superioridad de su conocimiento y en una caduca interpretación del principio de beneficiencia.


Estas parejas instan a los/as responsables sanitarios/as a que en cumplimiento de las recomendaciones de numerosas instituciones y organismos internacionales se normalice la atención al parto domiciliario, incluyéndolo en la cartera de servicios de la sanidad pública. 

Teresa Martínez Mollá, 2015.


Si desean recibir más información o leer la tesis completa, escribir a: juntoalamujer@gmail.com

domingo, 29 de marzo de 2015

Profesionales que recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas.

Los primeros nacimientos en una familia o en un grupo de amigos, los primeros nietos o bebés de la pandilla, suelen estar muy solicitados en sus primeras horas de vida. Nadie quiere perderse el gran acontecimiento del nacimiento del bebé, y todo estaría bien si no fuera porque, para la madre y el propio pequeño, no es lo más aconsejable que el recién nacido reciba tantas visitas.
Por ello en algunos hospitales y algunos profesionales médicos ya están haciendo lo posible para concienciar a los padres (y a las visitas) de que los recién nacidos y sus madres necesitan tranquilidad, por su bienestar.
Madre y bebé acaban de pasar por una situación más o menos estresante, la madre a menudo está exhausta, el bebé cambia el mundo de tranquilidad del interior del vientre por el ruidosos y luminoso exterior, y lo que más necesita esas primeras horas es sentir el calor de la madre, el contacto piel con piel, y ser amamantado precozmente.
Y todo ello es mucho mejor en un entorno tranquilo, que permita a la madre estar más relajada. Y es que nacer en un entorno acogedor y respetuoso no tiene por qué estar limitado al momento del parto, también en el postparto es necesaria la intimidad, ya hablemos de parto vaginal, ya de cesárea.
Por ello cada vez más médicos recomiendan que por lo menos las primeras 24 horas transcurran para el bebé solo con la compañía de su mamá y su papá, sin visitas, lo cual muchas veces puede generar resquemores entre los parientes cercanos.
De este modo se favorece el vínculo con la madre y se facilita la lactancia, pues la madre está más tranquila y en esos momentos en que no sabes ni cómo coger al bebé se agradece no tener espectadores que te pongan nerviosa. También se evita la transmisión de gérmenes, de más personas que tocan al bebé.

La primeras horas y los primeros días del bebé.

Todo esto es positivo porque las primeras doce horas son el momento más sensitivo para el bebé, particularmente en cuanto al oído y el olfato, por lo que es importante el contacto y la intimidad con la madre.
Incluso, hay profesionales que suelen aconsejar a sus pacientes que extiendan esa costumbre el mayor tiempo posible, al menos los primeros quince días, ya que si hay visitas en la casa la mamá tiende a estar menos con su hijo.
Y, por supuesto, la propuesta es tanto para la mamá como para el papá, el cual tiene cada vez más participación en todo el proceso, desde la sala de partos.
Por suerte, y aunque todavía queda mucho camino por recorrer, en los últimos años se han ido instalando con fuerza conceptos que tiene que ver con el respeto a los tiempos del proceso de parto y a los deseos de la madre, así como todo aquello vinculado al bienestar tanto de ella como del niño en un momento tan decisivo.
De todas formas, hay que señalar que hay distintos tipos de familias en la planta de maternidad de un hospital, desde las más escandalosas a las discretas, y por supuesto siempre la última palabra en cuanto a visitas la debería tener la madre o los padres.
Los padres deciden quién quieren en su habitación las primeras horas de vida del bebé. Ésta debería ser una decisión respetada y no cuestionada por familiares y amigos que pueden quedar excluidos de las visitas en esos primeros momentos.
Claro que se trata de una sugerencia y no de una imposición, pues son los padres los que tienen la úlitma palabra, y no creo que nunca veamos carteles en la puerta de la planta de Maternidad de “Prohibidas visitas familiares”.
Además, hay otra cuestión importante, y es que generalmente no hay una única madre por habitación, por lo que las visitas de una molestarán aún más a la otra, que no conoce a esa gente ni tiene por qué tener espectadores extraños. El silencio y respeto en estos momentos también es importante para el resto de madres y bebés que comparten habitación o planta.
Pero no está mal que se informe a estos y a sus familias de las necesidades de madre y bebé tras el parto, y por eso me parece estupendo que haya profesionales que recomiendan que los recién nacidos no reciban visitas durante esas primeras horas.

Publicado en: En Bebés y más | Buenas prácticas en la primera hora de vidaVía | Los Andes